El líder más popular de América Latina es un millennial delgado, que viste informal, pasa mucho tiempo en Twitter y tiene un enfoque duro de las cosas que sus detractores encuentran cada vez más problemático.
Las firmes políticas de Bukele han sido elogiadas porque redujeron significativamente la delincuencia. El gobierno informó acerca de 65 homicidios en marzo, o un promedio de 2,1 por día, en un país que llegó a tener 20 asesinatos diarios.
El fin de semana pasado, no obstante, hubo 60 matanzas, atribuidas en buena medida a acciones ordenadas por pandilleros presos. Su gobierno reaccionó difundiendo fotos de cientos de pandilleros detenidos, casi desnudos, pegados uno al otro en señal de castigo.
“Vamos a hacer que los pandilleros que cometieron esos homicidios, se arrepientan toda su vida de haber tomado esa decisión”, dijo Bukele el lunes en su cuenta de Twitter.
Junto con las fotos humillantes, Bukele dijo que había autorizado el uso de fuerza letal contras las pandillas y ordenó que sus miembros sean alojados en las mismas celdas, lo que podría dar lugar a un baño de sangre.
Cuando irrumpió el coronavirus, Bukele cerró las fronteras y los aeropuertos e impuso una cuarentena obligatoria para todo el mundo, excepto los empleados del gobierno, de hospitales, farmacias y otros sectores específicos. Se permitió salir a la gente solo para comprar comida. Los infractores fueron detenidos y hay más de 2.000 personas retenidas por 30 días por violar la orden.
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