De las vendedoras a los taxistas, pasando por los estudiantes o los directivos de empresas, China multiplica los tests en toda la población con la esperanza de erradicar definitivamente la pandemia de coronavirus.
Cada día, decenas de miles de personas se someten a tests en China, donde apareció la enfermedad el año pasado y luego contaminó a más de tres millones de seres humanos en el mundo.
El objetivo de las autoridades es evitar a cualquier precio una segunda ola de contagio.
La unidad de crisis del gobierno, presidida por el primer ministro Li Keqiang, pidió la semana pasada redoblar esfuerzos para hacer tests a la población.
Aunque la pandemia está controlada en China, siguen apareciendo casos importados.
Las autoridades también temen los casos de personas asintomáticas que pueden transmitir el virus sin saber ellas mismas que están enfermas.
Por eso las empresas farmacéuticas están abriendo nuevas líneas de producción de tests de ácido nucleico. Por su parte tiendas online como Alibaba y JD.com permiten a los particulares reservar hora en un centro médico para someterse a una prueba.
La demanda emana en su mayoría de personas que se preparan para irse de viaje de negocios y tienen que demostrar que pueden tomar un avión o quedarse en un hotel sin peligro.
En la provincia de Zhejiang (este), una escuela privada gigante ha empezado a someter a tests a sus 20.000 alumnos y profesores desde el 13 de abril.
Los alumnos pasan el test en el patio y solo pueden volver a clase si da negativo. “La epidemia ha sido ampliamente controlada en China, pero seguimos estando preocupados. Con estos tests, la escuela nos tranquiliza”, dice Tao Xiaxin.
Las empresas también siguen muy atentas. En la sede en Pekín de Sina, un gigante de internet, hay una habitación especial para pasar los tests. Los empleados pueden acudir a ella en caso de duda.
En otras zonas de la capital es posible hacer tests incluso sin tener que salir de su coche.
En la ciudad de Guangzhou, más de 30.000 taxistas y 208.000 alumnos y profesores se sometieron a pruebas de diagnóstico esta semana.
En Shanghái una conocida escritora, Mao Li, se sometió a un test antes de un viaje, tal como lo exigía el hotel donde iba porque ella había estado en Guangzhou cuando la ciudad todavía estaba considerada de alto riesgo.
“Es muy práctico (…), fui a un centro de tests, y al cabo de 20 minutos llegó mi turno”, explica.
En Wuhan, la ciudad del centro del país donde el nuevo coronavirus apareció en 2019, los profesores y los empleados de centros comerciales o de residencias de ancianos también pasaron por estas pruebas.
– Cuatro millones de kits –
China tenía a principios de abril capacidad para producir diariamente cuatro millones de kits para hacer tests, según las autoridades del país más poblado del mundo, con 1.400 millones de habitantes.
Un portador del virus puede someterse a varios tests durante el periodo en el que está bajo vigilancia médica.
Sin embargo solo entre el 50% y el 70% de los tests de ácido nucleico son fiables, según dijo en televisión Wu Zunyou, responsable de epidemiología del Centro Nacional del Control de Enfermedades.
Frente a las críticas del extranjero, los productores chinos defienden la calidad de sus tests, como los de la compañía Liferiver, de Shanghái, que dice tener una fiabilidad del 90%.
Shao Junbin, el presidente del grupo, explica a la AFP que aumentó la producción en un 150% desde enero y que fabrica 500.000 tests al día.
El grupo exporta ahora hacia Francia e Italia, dos de los países del mundo más afectados por la pandemia. AFP