La OPEP, Rusia, México y otros países productores de crudo ponen en marcha a partir de este viernes un gigantesco recorte de la oferta de crudo con el objetivo de elevar los “petroprecios”, desplomados en abril hasta mínimos históricos por la falta de demanda del “oro negro” en tiempos del coronavirus.
La esperanza de los 13 socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus 10 aliados independientes es que la reducción del bombeo conjunto en 9,7 millones de barriles diarios (mbd) -cerca del 10 % de la producción mundial- reequilibre un mercado desbordado por suministros que nadie quiere y que amenazan con superar la capacidad de almacenamiento.
RECORTE ESCALONADO
Según el acuerdo sellado el 12 de abril por los ministros de la OPEP+ (OPEP y aliados) en una teleconferencia, las extracciones se mantendrán limitadas durante dos años aunque subirán moderadamente a partir de julio, en línea con un paulatino aumento del consumo de “oro negro” previsto para la segunda mitad del año.
Así las cosas, la reducción de 9,7 mbd regirá hasta el 30 de junio, pero será de 7,7 mbd durante el resto del año y de 5,8 mbd entre el 1 de enero de 2021 y el 30 de abril de 2022.
Estos recortes pueden ser revisados, si fuera necesario, en la reunión ministerial de la OPEP+ convocada para el 9 y 10 de junio.
CUATRO EXCEPCIONES
Exceptuados del compromiso han quedado los socios de la OPEP Venezuela, Irán y Libia, debido a que llevan ya meses sufriendo caídas involuntarias de las actividades de sus industrias petrolíferas, golpeadas por conflictos internos, crisis y sanciones.
También México logró una excepción al recortar solo 100.000 de los 400.000 bd que le hubiesen correspondido, después de una insólita intervención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometiendo que su país se hará cargo de la rebaja de otros 250.000 en nombre del vecino del sur.
No obstante, cuatro días más tarde de sellarse el acuerdo, México comunicó que solo mantendrá el recorte en la primera fase, y dejará de hacerlo a partir de julio.
VOLATILIDAD DE LOS PRECIOS
Los precios del crudo cerraron abril en medio de una extrema volatilidad, sobre todo en EEUU, donde el petróleo intermedio de Texas (WTI) entró por primera vez en terreno negativo el 20 de ese mes, cuando los operadores tuvieron que pagar a cambio de que les quitaran los barriles de los contratos que vencían, al no tener donde almacenarlos.
El WTI terminó ese día a -37,63 dólares, con un desplome de más del 300 % en una sola jornada.
Al cierre de la sesión de este jueves se intercambiaba a 18,84 dólares, con un rebote del 25,1 % respecto al día anterior, mientras que el Brent se encareció también la víspera un 11,85 %, hasta los 25,30 dólares/barril.
Según la consultora CMarkits, la tendencia positiva comenzó hacia el final de la semana pasada, impulsada “por la expiración de los contratos para entrega en mayo y el movimiento hacia los contratos de junio”, y la expectativa de implementación del pacto de la OPEP+.
También ayudaron las medidas anunciadas para reactivar gradualmente la economía en Estados Unidos y Europa tras su casi completa paralización para frenar la pandemia de la COVID-19.
Asimismo, otros productores, como Noruega, también comunicaron limitaciones de su bombeo y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) dijo esperar cierres “caóticos” de yacimientos petrolíferos, todo lo cual profundizará la rebaja de la oferta.
Y es que los “petroprecios” actuales, si bien han recuperado parte del terreno perdido hace pocas semanas, siguen, lejos de los más de 60 dólares de principios de año, en su nivel más bajo desde principios de siglo, inferior al coste de producción de las extracciones más sofisticadas.
APREMIANTE ESPERANZA DE LOS PRODUCTORES
En medio de una gran incertidumbre, la esperanza para los países altamente dependientes de sus ingresos petroleros es que no se produzca una segunda oleada de contagios por coronavirus a nivel global y que la crisis sea pasajera.
La OPEP estima que entonces el precio del barril podría situarse en torno a los 40 dólares en la segunda mitad del año, según el presidente de turno de la organización y ministro de Energía de Argelia, Mohamed Arkab.
“La economía mundial no permanecerá paralizada por mucho tiempo”, vaticinó Arkab el pasado fin de semana en una entrevista a la radio nacional argelina.
Coincidió en esta apreciación con su homólogo ruso, Alexandr Novak, quien en un comunicado instó a no dramatizar la situación.
No obstante, AIE, con sede en París, volvió a advertir el jueves sobre la dificultad de prever el impacto de la crisis actual, incomparable con anteriores.
Las restricciones al movimiento de la población “han causado disminuciones de la demanda sin precedentes, cuya velocidad y magnitud exceden en gran medida la flexibilidad normal del mercado de la oferta”, subrayó la agencia, tras estimar que el consumo petrolero caerá este año un 9 %, hasta su nivel más bajo desde 2012.
EFE