Cada vez que un funcionario se refiere a “la nueva normalidad” no queda claro si es nueva o, siquiera, si es normal. No hay que echar a volar la imaginación para pensar que en ese futuro inmediato seguro hay tapabocas y gel para lavarse las manos, y posiblemente guantes. Tampoco queda duda sobre el llamado “distanciamiento social”, que por lo visto, llegó para quedarse un buen tiempo. Tal parece que los días de los abrazos y besos cariñosos a los amigos y familiares tendrán que esperar a cuando haya una vacuna o un medicamento específico.
Por Contra Punto
Todavía no sabemos dónde estamos en Venezuela porque la epidemia está en curso, señala el infectólogo Mario Comegna. Lo que sí se sabe es que hasta ahora no hay un colapso de los sistemas de salud, ni personas con trastornos respiratorios que estén abarrotando las consultas. Comegna comenta que posiblemente el comportamiento de la enfermedad es diferente del de otros países porque las medidas de aislamiento se tomaron precozmente, porque en el país había menos vuelos internacionales y poca entrada de extranjeros.
Flexibilizar la cuarenta y avanzar hacia la “nueva normalidad” requiere de la educación de la sociedad, que la gente sepa que no debe bajar la guardia, remarca Valenzuela. También, de una clara logística de diagnóstico, aislamiento de pacientes, hospitales bien acondicionados con servicios básicos, equipos de protección personal y sistemas de vigilancia epidemiológica.
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