La pandemia: Reacciones, exageraciones y confusiones, por Moisés Naím

La pandemia: Reacciones, exageraciones y confusiones, por Moisés Naím

“El mundo ha cambiado para siempre”, “De esta catástrofe saldrá un nuevo orden internacional”. Esto se dijo después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y se repitió después de la última gran recesión. También después de cada uno de los colapsos financieros que regularmente sacuden el mundo. El análisis de las crisis internacionales que hemos vivido desde la década de los ochenta revela varios factores recurrentes. Algunos, los vemos en esta pandemia. Otros no. Hay cinco que vale la pena destacar.

Moisés Naím / moisesnaim.com





1. La exageración del impacto de la crisis. Los pronósticos acerca del cambio del mundo suelen resultar exagerados. Después de las crisis el mundo no cambió ni para siempre ni para todos. Claro que el terrorismo y los problemas económicos tuvieron grandes impactos. Pero, en la práctica, hubo más continuidad que cambio.

2. La reacción de los Gobiernos tiene mucho más impacto que el evento que causa la crisis. Los ataques del 11-S produjeron cerca de 3.000 muertos y 100.000 millones de dólares en pérdidas. Los conflictos en Irak, Afganistán y Pakistán dejaron más de 480.000 muertos, incluyendo 244.000 civiles. Igual pasó con el último gran colapso financiero. Las gigantescas ayudas que los Gobiernos desembolsaron para salvar de la bancarrota a grandes empresas tuvieron un mayor impacto que la crisis misma. Los Gobiernos priorizaron el socorro a las grandes empresas privadas a expensas de la clase media y de los trabajadores. Esto agravó la desigualdad económica y estimuló el descontento social, lo cual, a su vez, potenció el populismo que terminó trastocando la política en muchos países.

3. Las crisis no son globales. La gran recesión fue tan grave y la reacción de los Gobiernos de las economías desarrolladas fue tan masiva que era natural suponer que era una crisis económica mundial. Pero no lo fue. China, Brasil y otros mercados emergentes no se vieron tan afectados. Más bien se convirtieron en las locomotoras de la economía global y contribuyeron a reanimar las postradas economías de Estados Unidos y Europa.

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