De rapero a repartidor: La historia de un venezolano en cuarentena

De rapero a repartidor: La historia de un venezolano en cuarentena

La llegada de la COVID-19 a Venezuela agravó el panorama y sorprendió al país que ya vivía en una emergencia diaria, con fallas en los servicios básicos, luz, agua, gas, falta de gasolina, el sistema de salud colapsado, una economía en caos y a esto se le suma el desempleo y la necesidad de tener que reinventarse para poder generar ingresos.

Por Fabiana Rondón / voanoticias.com

El director del FMI para el hemisferio occidental, Alejandro Werner, alertó que se anticipan la quiebra de empresas y el alza del desempleo durante la etapa de apertura económica en todo el orbe tras la primera ola de la pandemia de coronavirus.

En el caso de Venezuela, se espera un acento en ese indicador, sólo en enero de este año el FMI pronosticó un 35,5 de desempleo en el país, una taza de las maltas del mundo.

Ray Martínez es un venezolano de 35 años músico, rapero, escritor, compositor y conferencista que como muchos se ha visto afectado por la pandemia.

Al inicio del confinamiento pensó mucho en alternativas para sobrevivir y la necesidad de generar ingresos, para poder cumplir con sus obligaciones en el hogar y poder mantener a sus hijos.

Martínez cuenta a la Voz de América que consiguió un anuncio de un emprendimiento de repartidores de productos llamado Ecodelivery y comenzó a hacer repartos con la empresa Farmatodo. Este nuevo empleo lo llevó a publicar fotos en sus redes sociales para mostrar su nuevo oficio: “Varias personas conocidas me contactaron preguntando si podía realizarles envíos, o compras personales, lo que me pareció más factible”, expresó.

Su “bici” y su celular son sus instrumentos de trabajo. Relata que jamás se imaginó salir a trabajar con una bicicleta y menos en un momento como este, corriendo todos los riesgos existentes solo para poder llevar el pan de cada día a su hogar.

Afirma que trata de tomar todas las previsiones necesarias para cuidarse, cumple con usar guantes, tapabocas y al llegar a su casa deja todo en la puerta y entra directo al baño a darse una ducha. “No sé qué tanto se cuida cada cliente pero es el riesgo que se toma por el hecho de tener que salir a solucionar”, cuenta.

Su tarifa se mide en kilómetros de pedaleo. “Recorridos menores de 5 kilómetros tienen un costo de 2 dólares (en Venezuela ese monto es equivalente a 15 días de salario mínimo), entre 5 y 10 kilómetros de distancia de 3 a 5 dólares y superior a los 10 kilómetros 6 dólares en adelante”, enumera.

En un día, de 7 de la mañana hasta las 4 de la tarde, puede recorrer más de 100 kilómetros. “Los primeros días terminaba agotado pero creo que ya los músculos se acostumbraron. Cuando todo esto termine me inscribiré en una carrera de ciclistas”, bromea.

El auge de los repartidores se apodera diariamente de las calles de Caracas, un oficio que se convirtió en una prioridad para restaurantes, farmacias y cualquier establecimiento que ante la pandemia pueda seguir prestando sus servicios.

“Extraño mi vida normal, extraño a mi familia, a mis amigos, extraño los proyectos musicales que veníamos haciendo, extraño ir a la playa, extraño correr en el parque pero lo que más extraño es ver a mis hijos”. Añade con nostalgia que desde hace más de 60 días no ha podido verlos. “Viven fuera de Caracas y se hace imposible viajar a visitarlos”.

Martínez pertenece al reconocido grupo musical Free Convict compuesto por presidiarios y ex presidiarios dispuestos a generar un cambio a través de su música. Este proyecto surgió en el 2013 desde la Penitenciaría General de Venezuela para proponer vías de reinserción social a través del arte, la música y la cultura.

Además es promotor social de “Caracas Mi Convive” una organización que promueve una ciudad para la convivencia a través de la organización comunitaria y la prevención de la violencia.

“Estuve preso y desde que estoy en libertad mi familia solo me ha visto trabajando. Para que vean que no tomé otra opción que no sea trabajar y ganarme el pan sudando. Sin duda se deben sentir orgullosos de mi”.

Ray reflexiona que todo lo que esta pasando es muy fortuito, “sin embargo yo personalmente espero que todos despierten y en todo este tiempo hayan podido reflexionar lo suficiente como para entender lo necesario que es respetar amar y trabajar duro por lo que queremos”, concluye.

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