El karma venezolano: Vivir sin agua, luz, gas y ahora sin combustible por la sed de Maduro

El karma venezolano: Vivir sin agua, luz, gas y ahora sin combustible por la sed de Maduro

Maria Araque, de 90 años, coloca su única máscara protectora en una mesa en su casa durante la cuarentena nacional debido al brote de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en Caracas, Venezuela, 26 de marzo de 2020. Foto tomada el 26 de marzo de 2020. REUTERS / Manaure Quintero

 

El régimen de Nicolás Maduro, antes liderado por Hugo Chávez ha prometido durante 20 años a los venezolanos calidad de vida, sin embargo la grave crisis humanitaria por la que atraviesa el país imposibilita a los habitantes vivir dignamente.

lapatilla.com | Katerín García





Actualmente, en el mundo el Coronavirus en su forma Covid-19 ha provocado el cierre de absolutamente todo el desarrollo económico, pero en Venezuela lo que más se acentúa es la crisis que golpea a los habitantes, quienes constantemente luchan por sobrevivir.

En el país, a diario se observan reportes en las diferentes plataformas digitales denunciando constantes cortes de servicio eléctrico o extinción del mismo durante periodos de tiempo prolongados en varias áreas a lo largo del territorio nacional, así como escasez de agua, siendo este un elemento vital para la vida y para evitar el contagio de Covid-19.

Esta “nueva” enfermedad, calificada como pandemia según los reportes emitidos por el régimen de Maduro no está afectando a la población venezolana, pues “tienen el control” pero ese supuesto control ha conducido el colapso de todo el sistema de servicios públicos nacionales.

En primer lugar, debemos recordar que en marzo del 2019 hubo un corte eléctrico nacional, por un “ataque electromagnético” según el régimen de Maduro, hecho que ocasionó la colisión del suministro del servicio.

A esto se le debe sumar, las fallas con el suministro de agua por la falta de mantenimiento al sistema de distribución y bombeo de agua en el país, al igual que la escasez de gas doméstico.

Asimismo, es de destacar las colas para surtir de combustible a los vehículos, lo cual para el venezolano significa revivir el paro petrolero del 2002, con la diferencia que en esta oportunidad no hay un “paro”.

También, hay que añadir el elevado costo de la vida, donde la adquisición de la cesta básica alimenticia “cazando ofertas” puede costar al menos el equivalente a 50 dólares en Bolívares, suma que no comprende la adquisición o pagos por conceptos médicos.

Por último, pero no menos importante es importante mencionar la cantidad de inmigrantes venezolanos que están regresando a la nación que según Maduro este 26 de mayo son al menos 50 mil 210 venezolanos que han ingresado por las zonas fronterizas.

Pese a todo lo mencionado el régimen insiste en achacar todo los males que sufre Venezuela a las sanciones impuestas a la dictadura, medidas aplicadas por la comunidad internacional desde el 2015 e intensificadas en su totalidad en el 2020.

Sin embargo en reiteradas ocasiones los diferentes organismos internacionales han aclarado que las medidas o sanciones no aplican en cuanto a la adquisición de productos alimenticios.

Entonces, ¿podrá el régimen continuar sometiendo a los venezolanos a vivir en las condiciones más infrahumanas, sin importar el sufrimiento de un pueblo que no solo trabaja arduamente para sobrevivir, si no que además a diario lucha con inflación, sed y hambre?