“Es el burro de Troya de la democracia”
(sobre Pablo Iglesias)
Cayetana Álvarez
Súbdito de la lucidez
Admiro profundamente la lucidez, pienso que ella ha sido el soplo civilizador que ha dado respiro a la humanidad en sus momentos de mayor asfixia y oscuridad. Por ejemplo, ninguna sombra más inhumana que la Edad Media, donde el tabú, el prejuicio y la tiranía de la ignorancia dominaron a Europa y al mundo. Frente a semejante incendio de autoritarismo irracional, digamos, frente a esa suerte de oscurísimo chavismo europeo, surgió el Renacimiento, el humanismo más consciente y brillante, emergieron estelares soles como Rotterdam, Da Vinci o Petrarca.
Frente al absolutismo, la Ilustración; frente a Hitler, Churchill. Y así la civilización…
Cayetana Álvarez de Toledo
En estos tiempos oscuros, donde el catarro devorador de nuestro aire occidental –el virus chino– nos ha confinado no sólo a reducidos espacios físicos, sino también filosóficos y mentales, en los cuales no ha habido un solo momento de duda, de cuestionamiento ensimismado sobre el futuro de la humanidad tal cual la hemos conocido (que se abraza, que se besa, que se da la mano) o sobre el destino de la civilización, ahora paralizada y encarcelada en los hogares, toparse con una luz de bengala intelectual, con un espléndido cometa retórico en la noche negrísima de nuestro tiempo, con una ignota luna –como toda luna: evocadora, romántica, enigmática en su resplandor– no sólo nos conmueve, nos hace volver a creer (y a luchar).
Esa bengala, ese cometa, esa luna lo representó esta semana Cayetana Álvarez en España.
La marquesa de la libertad
Pienso que no hay mejor título nobiliario que aquél que es alcanzado por la estirpe de la lucidez, ya que es otorgado por los tiempos históricos de la aristocracia de la cultura, es decir, por la extemporaneidad y la universalidad como se siembran las grandes obras de arte y las grandes ideas en los agrestes terrenos del quehacer humano. Cuando Cayetana, nuestra marquesa de la libertad, combinación rara de belleza, inteligencia y coraje político, sentenció con una frase bíblica el resentido linaje político –para mí desconocido– del encorvado, oscuro y muy siniestro vicepresidente del gobierno español Pablo Iglesias, otro contagiado mundial por la peste chavista, no sólo iluminaba su tiempo político, alumbraba la historia de España, de América Latina y del mundo.
Hacía cultura: sembraba en su tiempo, la cosecha de conciencia florecerá en el futuro.
La aristocracia del crimen
Una refinada ironía “ennoblece” cualquier espíritu, lo luce y “titula” ante la cultura universal. La metafórica sentencia: “La aristocracia del crimen”, que vinculó al encorvado y tétrico Pablo Iglesias con la nefasta consanguinidad del terrorismo, nos ensanchó de comprensión el espíritu, nos humanizó e hizo más conscientes frente al tabú ideológico que representa esa ave de pésimo agüero chavista que es el vicepresidente socialista: nos “renació” en la lucha contra el cínico chavista. No entiendo cómo no se detuvo el mundo en ese instante para unánimemente, al unísono, en cualquier claustro hogareño del planeta aplaudir de pie a Cayetana. Al menos yo lo hice.
La palabra libertad es una palabra repleta de heridas, luchar por ella “titula” y “ennoblece”.
El linaje ideológico del resentimiento
Creando la noción de la “aristocracia del crimen”, la lucidez de Cayetana nos ilumina y hace entender que, a su modo, Pablo Iglesias forma parte de un linaje de resentimiento y oscuridad ideológicas más amplio que el que ya tiene consanguíneamente con el terrorista de su padre, nos aclara que su visión –la de Iglesias– se asocia con algo más visible y perverso en términos históricos, con Stalin, Chávez, Castro, Mao, Hitler y muchos otros quienes en la historia de la humanidad, en nombre del socialismo, en mayor o menor medida, han empobrecido y devastado a sus naciones una vez que llegan al poder. Y esas oscuridades ruinosas, ese linaje nefasto y exterminador, forma parte de una realidad que amenaza hoy a España y que, si no se le desafía , enfrenta y vence con coraje, sin ninguna duda, convertirá a la memorial nación de Cervantes, de Quevedo y del “fénix de los ingenios” Lope de Vega, en una aterradora ruina.
España está en riesgo, la peste chavista llegó al poder y una aristócrata de la lucidez, una marquesa de la libertad, la enfrenta.
Mi respeto y admiración a su majestad intelectual y moral por hacerlo.