En el tránsito de las complejas crisis llámese económica, política o social, tiene significación puntualizar Maduro gravita en sofisticadas técnicas comunicacionales, orientadas a dos fenómenos sociales de profundas consecuencias políticas que apuntan hacia: la mediatización de la sociedad y la confusión valorativa de sus prioridades siempre mirando a perpetuarse en el poder, incluso apuntalando su reconocimiento constitucional en elecciones nada competitivas y distancia de transparencias. El intelectual estadounidense Noam Chomsky un aliado situacional de Chávez y luego un crítico de la revolución Bolivariana, en sus análisis llega a primeras conclusiones que los medios de comunicación masivos actúan como transmisores de mensajes a través de sus imágenes hacia el ciudadano promedio. Por lo tanto su función principal es entretener, informar e impartir valores y códigos de comportamiento que propiciarán que los individuos se moldeen a las estructuras sociales. La manipulación mediática germina del interés de los grupos dominantes por conformar una conciencia colectiva, lo que Chomsky explica con sus propias palabras:
“En un Estado totalitario no importa lo que la gente piensa, puesto que el gobierno puede controlarla por la fuerza empleando porras. Pero cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, uno tiene que controlar lo que la gente piensa, y el medio típico para hacerlo es mediante la propaganda (manufactura del consenso, creación de ilusiones necesarias), marginalizando al público en general o reduciéndolo a alguna forma de apatía”.
Ahora bien, sabemos que los números de la gestión de Maduro son demoledores y todo apunta seguras derrotas para el Chavismo en cualquier posible escenario electoral en elecciones limpias y competitivas, esta realidad es un nudo crítico a la hora de negociar una salida donde el voto decida. Evidentemente, el proyecto bolivariano no se entregará tan fácilmente, se aferra al poder cueste lo que cueste. Revisando algunas bibliografías con enfoques mediáticos, pareciera que el equipo de la sala situacional Maduro en sus estrategias convoca desesperadamente a Chomsky con algunas de sus estrategias de manipulación mediática: 1. La estrategia de la distracción 2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. . 3. La estrategia de la gradualidad. 4. La estrategia de diferir. 5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. 6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. 7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad…
Maduro en tiempos de turbulencias sociales en su desconfianza y desesperación por mantener “la paz social” activa como última instancia a los colectivos en su defensa, es decir, esta práctica de naturaleza violenta atropella al pueblo, carece de una lógica, sensatez, con esta acción el oficialismo siempre ha tratado desmovilizar a la oposición. En la comprensión de la palabra violencia como estrategia, tiene la misión de activar el miedo que es un arma sumamente poderosa para desconcertar a millones de personas que adversan Nicolás. En esta temática de la violencia es deslizada a través del poder mediático gubernamental, tuvo su peso específico, sin embargo, actualmente su maquinaria mediática está siendo confrontada por el poder de 2.0, utilizado por los opositores como espacio de lucha y denuncias continúas por el cambio político en el país.
La violencia y el uso de la fuerza represiva de Estado Venezolano no resolverán la aguda crisis del país. Deben respetarse los derechos fundamentales del pueblo venezolano, incluido el derecho que tienen los ciudadanos a la protesta pacífica cuando el momento histórico lo requiera. El laberinto político que vive nuestro Venezuela, merece un tratamiento psicológico, indiscutiblemente, está afectando la estructura mental causa agotamiento y ansiedad en todos los que habitan este país.
Según datos de la más reciente historia política y social, Venezuela venia consolidando una cultura de paz, vinculada a la naturaleza humana de sus ciudadanos que es de pasividad, por supuesto, con sus claras excepciones. Desde que la revolución Bolivariana salió victoriosa en las elecciones presidenciales de 1999, este país ha transitado por frecuentes situaciones de conflictos que han derivado en la confrontación casi a diario entre venezolanos, una lucha injusta, destructiva, donde lo protagónico lamentablemente es la sinrazón, que lleva intrínseco sembrar el miedo como arma psicológica para desmovilizar principalmente la clase media que en clara mayoría 85% manifiesta según estudios de opinión su rechazo critico Nicolás Maduro.
Es innegable, el actual sistema político venezolano se ha convertido en un híbrido de rasgos militarista y autoritario, una mezcla muy inestable, compleja. Pero, Maduro se apoya más en el segundo, es demasiado autoritario para coexistir con la Asamblea Nacional. El Socialismo del Siglo XXI en su contumacia por el poder continúa utilizando los medios de comunicación social para vender una agotada revolución que ya no ilusiona 80% de la población.
Se revela que los estrategas y pensadores revolucionarios Maduristas muchas veces convocan y se apoyan en situaciones adversas con estrategias de la manipulación mediática, constructos del intelectual Chomsky.
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