La amistad es un fenómeno evolutivo fascinante y complejo que, en casi cualquier otro punto de la historia humana, nos ha servido extraordinariamente bien. Está casi perfectamente calibrado para compartir conocimientos, soporte y recursos. También está casi perfectamente calibrado para compartir COVID-19, por eso estamos todos en casa solos.
¿En qué estado encontraremos nuestras amistades cuando se reanuden cara a cara? A juzgar por lo que vemos en las redes sociales últimamente, la tensión del bloqueo nos ha estado afectando a todos y eso sin dudas, afectará nuestros vínculos.
Hay quienes dicen que las pautas son sencillas y que deben seguirse al pie de la letra. Otros se preguntan si es realmente tan simple frenar nuestro comportamiento hasta el punto de que nunca vemos a las personas que amamos, incluso cuando eso es lo que el gobierno dice que es necesario para mantener a la población segura.
Y como si echarse de menos no fuera suficiente, estas divergencias de opinión han acumulado nuevas tensiones en los viejos amigos. Las mentiras respecto a las reuniones por temor a ser juzgados aparecen en escena para enrarecer los vínculos más cercanos. Para muchos en un momento en que supuestamente estamos más iluminados con respecto a los problemas de salud mental, la falta de comprensión y juicio es indignante.
“Es esperable que este aislamiento social sostenido en el tiempo y motivado en un virus que se ha convertido en pandemia deje sus huellas en los modos en que las personas se relacionen con los otros en el futuro. Las personas comienzan a armar a su modo burbujas de amigos con quienes inician encuentros presenciales. Estos encuentros que acercan a unos, también producen rupturas y desacuerdos con otros”, sostuvo en diálogo con este medio Agustina Fernández, psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina y especialista en adolescentes.
Independientemente de las razones por las que alguien rompería la cuarentena, el miedo al juicio de amigos cercanos, vecinos o extraños en las redes sociales es generalizado, lo que lleva a algunas personas a formar sus propias “burbujas” de facto de quienes conocen sus movimientos sociales.
“Las personas no están logrando sostener la cuarentena como lo hacían en el inicio y muchos han empezado a encontrarse con otros, principalmente amigos. En varios países se ha propuesto una desescalada -una salida escalonada y paulatina del aislamiento- con la formulación de burbujas sociales siguiendo distintos modelos. En nuestros país, si bien no llegamos a esta formulación, las personas comienzan a tener encuentros presenciales clandestinos”, aseguró la especialista.
El conflicto es de esperarse, el encierro es como una lupa gigante para cualquier relación, incluida la amistad. Muchas personas operan en el nivel de pensar que sus actitudes son las correctas y que la otra persona está equivocada. Otros creen que las buenas amistades se basan en la comprensión de que todos tenemos nuestro propio punto sobre estos temas y que no nos corresponde a nosotros, como amigos, juzgar la posición de la otra persona.
Lo que puede ayudar a ambas partes es sintonizar con las emociones que subyacen detrás de la actitud de alguien hacia el encierro, ya sea ansiedad, soledad o (como es común en muchos de nosotros) la necesidad de controlar una situación llena de confusión, agotamiento y amenaza. Para los especialistas, las amistades en las que ambas partes entiendan que el comportamiento está motivado por la necesidad emocional les irá mejor.
Para la psicoanalista Fiorella Litvinoffl, “el hombre -un ser social y afectivo- tarde o temprano buscará el contacto corporal y amoroso con sus afectos”. “En esta época de aislamiento es esperable que haya más demandas e inseguridades vinculares, ya que existe un miedo acerca de la estabilidad de los vínculos por no verlos. Los afectos suelen estar más sensibilizados”, dijo en diálogo con este medio la especialista.
Creer que las personas están rompiendo las reglas porque son ignorantes o ajenas a ellas o no son conscientes de las consecuencias de sus acciones es moneda corriente. No es un juicio hacia una persona, pensar que es horrible o cruel o algo así, se trata de cuán consciente nos hemos vuelto de las personas que no comprenden completamente las reglas o no creen en ellas y estos encuentros clandestinos solo se suman a esa ignorancia.
A medida que el encierro se prolonga, transformando las nuevas formas de relacionarnos, parece que no habrá fin a los desacuerdos sobre lo que constituye un comportamiento moralmente respetuoso. Pero cuando las personas rompen las reglas, y las redes sociales reaccionan en consecuencia, los expertos instan a la empatía, especialmente entre los amigos.
En diálogo con Infobae, Claudia Borensztejn, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina indicó: “Es probable que muchas amistades se pierdan y otras se afianzen. Aquellos que tenían una buena base se sentimientos -que son los que mucho se extrañan- retomarán el vínculo con fuerza. Al mismo tiempo, habrá una depuración de aquellos que eran más conflictivos y se dejarán de lado. No es que la pandemia esté dañando vínculos irremediablemente, sino que está poniendo blanco sobre negro condiciones preexistentes de los mismos”.
Mantenerse alejados del uso de lenguaje crítico y tratar de sintonizarse con el sentimiento o la necesidad emocional que puede estar subyacente al comportamiento de la otra persona es fundamental. Tener una conversación así puede conducir a una profundización de la amistad, incluso si sus posiciones son diferentes.
“Se podría decir, que en alguna medida el aislamiento y su desescalada tiene cierto efecto de reordenamiento de los lazos tal cual eran antes. Lo que aún no podemos hacer es calcular qué forma tendrá ese nuevo orden. A menudo, encuentro que los jóvenes son quienes están padeciendo más la imposibilidad de reunirse con amigos y quienes sufren mucho cuando saben que algunos grupos se encuentran y ellos quedan fuera. Para ellos, los lazos amistosos tienen un función importante”, advirtió Fernández.
5 consejos para invertir en una amistad de forma remota
1. Frecuencia
Por lo general, cuanto más a menudo vemos o hablamos con nuestros amigos, más conectados nos sentimos. No estamos viendo a muchas personas orgánicamente, por lo que debemos ser más proactivos de lo habitual para crear oportunidades de conexión.
2. Calidad
Comience una conversación como lo haría con una pareja romántica: ¿cómo es para usted el tiempo de calidad? ¿Cuáles son los tipos de conversaciones y actividades que te gusta hacer que nos permiten sentirnos conectados?
3. Vulnerabilidad
Compartir nuestros sentimientos, experiencias y valores es cómo logramos cercanía y confianza en nuestras amistades. No todo puede ser un chat de nivel superficial.
4. Usar mensajes de texto
Los mensajes de texto o correos electrónicos rápidos pueden ser muy útiles para los registros, para entrar en esa frecuencia y para hacerle saber a un amigo que estamos pensando en ellos.
5. Y videollamadas también
Algunas personas consideran que las videollamadas son incómodas o intimidantes, lo cual está absolutamente bien. Pero a diferencia de los mensajes escritos, las videollamadas nos muestran el tono y el lenguaje corporal de nuestros amigos. Eso nos ayuda a sentirnos más cerca y a tener conversaciones reales.