En un contexto global de cierres de fronteras y merma de movimientos de población, Israel sigue recibiendo inmigrantes. Provienen de comunidades judías en el exterior y muchos son de América Latina, cuyos países prevén importantes crisis económicas a causa de la pandemia.
Hasta hace tres semanas, Danielle Tarnovsky era una más de los tantos habitantes de Río de Janeiro que ven cómo se multiplican las cifras de muertos por coronavirus en la ciudad al mismo tiempo que se oscurece el horizonte económico pospandemia.
Hoy, sin embargo, se encuentra en un centro de absorción de inmigrantes en la tranquila ciudad de Naharía, en el norte de Israel, a donde llegó junto a su hijo de 15 años en busca de un futuro mejor.
“Llegamos a la conclusión de que ya no se podía vivir en Brasil, entre otras cosas por la violencia, la inestabilidad y la incertidumbre respecto al futuro”, explica a Efe sobre uno de los países más golpeados por la pandemia.
Tras diez años trabajando como secretaria de un rabino de la comunidad de Río, optó por hacer las maletas y mudarse a Israel, donde no había estado nunca y donde planea trabajar “de lo que sea”, dado que no habla inglés ni hebreo.
Su prioridad, agrega, era el futuro de su hijo, además de la tranquilidad de trasladarse a un país donde la COVID-19 tuvo un impacto leve y ya casi no quedan restricciones en vigor, en oposición a Brasil, donde pasó dos meses encerrada sin siquiera ir al supermercado.
Su caso dista de ser único, ya que es una de miles de inmigrantes que han llegado a Israel desde el comienzo de la pandemia mediante el llamado “derecho al retorno”, por el cual los judíos de la diáspora pueden obtener la nacionalidad israelí y radicarse en el país, donde obtienen importantes beneficios.
30% MÁS DE ARGENTINOS
Según cifras de la Agencia Judía, que coordina la llegada de estos inmigrantes, entre enero y abril de este año 6.368 personas convirtieron a Israel en su nuevo hogar, un 36% menos que en el mismo período en 2019.
Entre los países latinoamericanos, sin embargo, la merma fue tan solo del 1%, con la particularidad de que Argentina, que cuenta con una importante comunidad judía, aumentó en casi un 30% la cantidad de inmigrantes respecto al año pasado.
El miércoles de la semana pasada, un grupo de argentinos se subió a un vuelo de la aerolínea LATAM en una Buenos Aires completamente paralizada por la cuarentena que, previo escalas y cambios de aviones en San Pablo y Frankfurt, los dejó en Tel Aviv, donde la COVID-19 ya se asemeja más a un mal recuerdo que a un peligro latente.
Entre ellos estaba Nicolás Galer, un ingeniero industrial de 27 años que trabajaba para una empresa familiar y, consciente del fuerte golpe que el coronavirus ha causado a la economía argentina, optó por trasladarse a Israel, donde ya comenzó a trabajar en una importante compañía local.
“Me sorprendió mucho cómo me recibieron cuando llegué, realmente nos estaban esperando. Apenas aterrizamos nos dieron agua y comida, los trámites fueron muy rápidos y en menos de dos horas ya estábamos en el hotel”, cuenta a Efe desde el Dan Panorama de Tel Aviv, de cuatro estrellas, con vista al Mediterráneo, y que aloja a muchos de quienes llegan al país en estos tiempos, en los que todavía rige una cuarentena obligatoria de dos semanas para quien llega del exterior.
Nicolás, al igual que el resto de los olim (inmigrantes judíos), podrá acceder a clases de hebreo gratuitas, un estipendio mensual de más de 600 euros los primeros seis meses e importantes exenciones impositivas.
Otro de los argentinos que iba en ese vuelo es Mark Mysler, un joven de 19 años que decidió mudarse a Israel con un fin muy distinto: servir en el Ejército.
Aunque su motivación tiene una base ideológica y no está vinculada a la pandemia, el impacto del virus en su país aceleró su traslado: “Por cómo avanzaba la situación en Argentina, donde se espera que el pico de contagios llegue en los próximos meses y no parece que la situación vaya a mejorar, decidí, ante la duda, venirme para acá ahora”, cuenta a Efe.
Al igual que Nicolás y Mark, muchos otros argentinos solicitaron en las últimas semanas información a la Agencia Judía, que señaló a Efe que ha registrado un aumento de más de un 100% en las consultas sobre los tramites para emigrar desde Argentina.
De esta forma, el Estado de Israel, que desde su creación en 1948 ha recibido a judíos de todo el mundo y en las más diversas circunstancias, se convierte una vez más en una alternativa seductora para las comunidades de algunos de los países más golpeados por la pandemia.
EFE