Desde la formación del embrión, tanto el nuevo ser como la madre necesitan una alimentación básica, el primero, para desarrollarse adecuadamente, la segunda, para sobrevivir. La “dieta” impuesta por la estructura de poder gobernante, a mujeres embarazadas, como también a un niño en sus primeros años de vida, ha provocado una malnutrición, que puede inducir en el feto malformaciones cardiovasculares y enfermedades metabólicas. La deficiencia de oligoelementos, ácido fólico, proteínas, entre otras moléculas, generará daños estructurales orgánicos irreversibles.
En Venezuela, se estima que la “dieta” diaria de un niño, no supera las 700Kcal. También, en salud pública se proyecta que a la fecha, se ha superado el umbral de emergencia que establece la OMS de 15% y el umbral de crisis de 10%, al colocarse la emanación en menores de 5 años, superior al 16%.
Lo descrito anteriormente ya no tiene reparo en sus secuelas. Un deficiente desarrollo embrionario causará enfermedades terribles, una debilidad estructural severa y permanente, así como deterioro de las capacidades cognitivas del sujeto adulto. Además, se ha estimado que, en el mejor de los casos, en promedio los niños nacidos desde 7 años atrás, tienen tres años menos de expectativa de vida.
El crimen perpetrado por el socialismo, a toda una generación de seres humanos, venezolanos, es tan grande como imperdonable. El daño al corazón de una sociedad, no se corrige con cambios o soluciones cosméticas. No se puede ser tan necio. El país como lo conocemos hasta ahora, puede no perdurar en el tiempo y la descendencia presa de la miseria y la manipulación de ideologías malignas.
@abrahamsequeda