Marco Pérez es uno de los muchos jóvenes que hace cuatro años y medio abandonó su Caracas natal con la esperanza de encontrar una vida mejor en Estados Unidos.
Por Antoni Belchi / Voz de América
Las cosas no le iban mal en Venezuela: había hecho varias obras de teatro con gran éxito, pero, poco a poco, las luces de los escenarios se iban apagando, había menos público y las carteleras apenas ofrecían nuevas propuestas teatrales.
Sus comentarios sarcásticos, sus críticas a la sociedad o las burlas hacia las esferas políticas eran algo habitual en sus apariciones. Pero, a medida que la situación se agudizaba, esos comentarios acababan gustando menos hasta el punto de que tuvo “algún disgusto” y se vio obligado, dice, a meterse con los ocupantes del Palacio de Miraflores.
“Es imposible hacer comedia en Venezuela si la vas a hacer contra algún ente político, por eso estoy aquí”, afirma Marko, como se le conoce artísticamente, durante una entrevista para la Voz de América.
Es uno de los jóvenes venezolanos que ha logrado hacerse un nombre en el mundo de la comedia y del entretenimiento a través de las redes sociales. Sus videos son vistos por miles de personas tanto en Venezuela como en el resto de América Latina y Estados Unidos.
Pero, consciente de su popularidad y de la grave situación por la que atraviesa su país, ha aprovechado esta plataforma para impulsar proyectos y campañas para ayudar a sus “compatriotas” más necesitados en esta profunda crisis sanitaria, económica y humanitaria que vive Venezuela.
“No me gusta hablar de política, eso se lo dejo a los que saben, porque la gente ya conoce mi posición. Así que desde hace dos años y medio tomé la posición de solución”, explica desde su casa en Doral, una ciudad que cuenta con la mayor comunidad venezolana de Estados Unidos.
Considera que la clase política en su país “no está solucionando para nada el problema de la gente”, así que decidió aprovechar la fama en internet y sacar su lado más solidario para “ayudar a mi gente”.
“Me he dado cuenta de que con un post puedo sacar a un niño de Venezuela, llevarlo a un hospital y someterlo a un tratamiento de leucemia en otro país o puedo generar una colecta colectiva para pagar la renta de 260 venezolanos”, afirma.
“Yo me entregué a ser parte de la solución y me di cuenta de que de nada me servía hacer comentarios sobre política”, afirmó.
“Que el mundo se entere que el problema existe”
Marko anima a otros influencers o “creadores de contenido” a sumarse a su iniciativa, “ser agentes de solución” y hacerlo “con mucha responsabilidad” para ayudar a los demás.
“Si tu país vive una problemática, los creadores de contenido tienen una función: hacer que el mundo se entere de que el problema existe, pero sin entrar en lo político”, insiste.
No le gusta que lo asocien como un influencer porque considera que ese concepto “lo han vendido de una forma negativa” porque muchos tienen la creencia que “son personas descomplicadas y que no hacen nada en la vida más que divertirse”.
Mientras tanto, su futuro está en Estados Unidos, un país que le ha permitido desarrollar su carrera y comprobar que aquí “se tiene en cuenta el valor real el artista”.
Su meta era llenar una sala de teatro y su sueño se vio cumplido. Lo hizo en el emblemático “Paseo de las Artes”, un espacio dedicado a las artes escénicas en español y que ha sido un trampolín para muchos actores venezolanos que han dejado su tierra y que ese lugar les ha servido como escaparate para continuar con sus carreras.
“Mi sueño era llenar la sala de teatro y no pensaba en nada más”, señalaba convencido de que “la humildad hay que llevarla en el corazón y en los sueños hay que llevar ambición”.
Este año, el joven planeaba irse de gira por varios países, pero todo ha quedado en pausa por la pandemia. Sin embargo, este fin de semana ofrecerá su obra de teatro a través de internet con una tecnología de realidad virtual.
El sueño americano
Cuando le preguntan si ya ha cumplido su sueño americano, él no tiene ninguna duda al responder: “Sí, el sueño americano es una maravilla”.
“El sueño americano es tener una estabilidad económica, tu casa, tu carro, salud (…) pero sobre todo poder estar viviendo de lo que te apasiona”, afirma.
Y, además, lo hace en español, el idioma con el que se siente más cómodo y con el que ha llegado a millones de personas en todo el mundo.
Tiene una asignatura pendiente: el inglés. Ha intentado en cuatro ocasiones ponerse a estudiar a fondo la gramática anglosajona y poder mantener una conversación fluida en inglés. Pero confiesa resignado que no ha sido capaz.
Pese a que ha conseguido una estabilidad y hasta vivido su “sueño americano”, Marko sigue teniendo ambiciones. “Quiero entrar en el mercado de Hollywood, pienso en hacer una película”, dice.
Ante el freno que es por ahora el idioma inglés para él, valora otro paso: “Me tengo que mudar, en Miami nadie habla inglés”, concluye entre risas.