Trabajadoras sexuales holandesas volvieron a recibir clientes el miércoles luego que Holanda alivió aún más las medidas para controlar el coronavirus, pero les advirtieron que eviten besarse y respirar muy fuerte para ayudar a reducir el riesgo de transmitir el COVID-19.
Bailarinas exóticas y prostitutas perdieron su principal fuente de ingresos durante tres meses y medio y en general no tuvieron acceso a apoyo estatal durante la cuarentena.
La medida del gobierno de adelantar la fecha de apertura del 1 de septiembre al 1 de julio las sorprendió.
El distrito de la “Zona Roja” de Ámsterdam, donde miles de turistas suelen reunirse para ver espectáculos sexuales, tiendas de regalos eróticos y prostitutas, había quedado desierto.
Red Light United, que representa a prostitutas de Ámsterdam, había realizado una campaña para volver a trabajar lo antes posible, al notar que algunas trabajadoras sexuales debían pagar la renta con sus ingresos y que el aislamiento las estaba forzando a trabajar ilegalmente, exponiéndolas a mayores riesgos.
“Realmente estoy ansiosa por volver a trabajar”, dijo Moira Mona, una trabajadora sexual de 29 años que actuará en el club S&M esta semana. “El ingreso extra será bienvenido, así que en ese sentido espero tener un día ocupado (…) aunque no espero estar tan ocupada como antes de la crisis de corona”, agregó.
Las trabajadoras sexuales ya adhieren a estrictas regulaciones de salud en Holanda, pero la industria ha compilado una lista de recomendaciones, entre ellas posiciones sexuales que deben evitar.
Incluso con nuevas guías, las trabajadoras sexuales estarán más expuestas a los peligros del COVID-19 que otras profesiones, dijo Debbie Mensink, asesora de salud pública de Ámsterdam.
“Hay un riesgo aumentado. Las trabajadoras sexuales ya tienen un riesgo de salud más elevado debido a su línea de trabajo (…) porque la gente está muy cerca”, agregó.
Sin embargo, Mona dijo que no estaba preocupada y que tomaría recaudos.
Y contó que agregará algunos ítems a su colección de elementos de látex, a sus tacos y látigos en su protocolo: una máscara de cuero con broches de metal, guantes negros y mascarillas quirúrgicas faciales.
“No recibo beneficios de desempleo si me enfermo, así que si alguien se presenta y comienza a toser o a estornudar en mi sala le diré: “¿Puedes volver en otro momento? Porque si me enfermo por una semana, eso significa una semana sin ingresos”, dijo.
Mona logró ganar algo de dinero durante la cuarentena haciendo espectáculos virtuales, pero dijo que si las medidas impuestas por el gobierno seguían vigentes mucho tiempo más, hubiera gastado todos sus ahorros.
Reuters