Las plataformas petroleras de Venezuela están completamente paralizadas, según datos de la firma energética estadounidense Baker Hughes, nuevo reflejo del colapso de la industria de crudo venezolana entre crecientes dificultades para colocar sus menguadas exportaciones por las sanciones de Estados Unidos.
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El número de plataformas de crudo activas en el país con las mayores reservas petroleras cayó a cero en junio, de acuerdo con el conteo mensual de Baker Hughes, frente a 22 que estaban operativas un año atrás. La cifra superaba el centenar en 1998.
Altamente dependiente del petróleo, Venezuela “está en el peor de los mundos. Tienes un deterioro importante en los campos (…) y a todos los problemas que llevaron a una caída de producción tenemos que agregarle que ahora no tienes a quién venderle y no tienes dónde guardar el crudo”, comenta a la AFP el especialista petrolero y profesor universitario Luis Oliveros.
“Ya no hay capacidad para seguir almacenando”, subraya.
Carlos Mendoza Potellá, asesor del Banco Central de Venezuela (BCV) en materia petrolera, coincide. “Los inventarios están ‘full’, no puedes poner a operar unos taladros así. (…). Si no tienes donde meter la producción, porque no te dejan sacar los barcos, llegas a cero”, explica a la AFP.
La producción de Venezuela está en mínimos históricos en décadas, lo que expertos atribuyen a decisiones erráticas, desinversión y corrupción; un ponzoñoso cóctel que terminaron de envenenar las sanciones estadounidenses para intentar desplazar a Nicolás Maduro.
Las sanciones “no son el origen del problema”, dice el economista José Manuel Puente, del Centro de Políticas Públicas del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), pero exacerban los “problemas estructurales” que arrastraba la industria.
La producción petrolera de Venezuela cayó en mayo por debajo de 600.000 barriles diarios (bd), según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), un retroceso a niveles de la década de 1940. La estatal PDVSA producía hace 12 años 3,2 millones de bd.
Y el desplome de la producción agita la crisis que ha devastado la economía de un país con seis años consecutivos de recesión e hiperinflación.
– ¿300.000 barriles por día? –
Venezuela, según la firma S&P Global Platts, venía recortando su oferta por “limitaciones de almacenamiento” y “falta de petróleo liviano” para procesar su crudo extrapesado y obtener una mezcla comercializable.
Hasta 2018 Venezuela enviaba 500.000 bd de crudo a Estados Unidos y recibía de ese país 120.000 bd de petróleo liviano y diluyentes.
Estados Unidos era el principal cliente de Venezuela hasta las sanciones, por lo que el país debió redirigir producción, pero el abanico de opciones se estrecha en la medida en que Washington refuerza restricciones.
En ese contexto, “con mucha seguridad, vamos a ver un nuevo mínimo y estos mínimos históricos van a seguir ocurriendo mientras no se resuelva el tema de las sanciones”, continúa Oliveros.
El ingreso por exportaciones petroleras “este año será el más bajo en al menos los últimos 70 años”, remarca Puente.
El escenario se complica con la caída de los precios debido a la reducción de la demanda mundial provocado por el confinamiento impuesto por la pandemia del COVID-19.
“Estábamos en una situación crítica, espantosa, y esto la agrava”, indica a su vez Mendoza Potellá.
Expertos consultados estiman que la producción puede haber caído a unos 300.000 barriles por día.
AFP