Por decisión del papa Francisco, un boliviano será el responsable de la oficina de la Pontificia Comisión para América Latina, encargada de la difusión de la religión católica en el continente. Julio César Caballero asciende al cargo después de haber sido embajador de Evo Morales en el Vaticano por cuatro años. También estuvo entre los pocos diplomáticos elegidos por Morales que no fueron cesados en noviembre pasado por el Gobierno interino de Jeanine Áñez. No obstante, dejó su puesto en marzo pasado.
Por: Fernando Molina – El País
Caballero proviene de Santa Cruz, donde hizo una larga carrera como periodista de televisión y, simultáneamente, relacionista de empresas privadas, en particular la cooperativa telefónica, una compañía que suele ser administrada por miembros de la élite regional. Por eso, su designación como embajador en el Vaticano en 2016 fue interpretada como uno de los gestos de aproximación a los dirigentes regionalistas de Santa Cruz realizados por el Gobierno de Morales.
“Como católico, como hombre de la iglesia, me ofrezco humildemente como un puente” entre el catolicismo boliviano y el Gobierno, dijo el novel embajador cuando fue confirmado por el Senado. En ese momento las relaciones entre Morales y la principal iglesia boliviana vivían un momento de fuerte recuperación, gracias a la visita de Francisco a Bolivia en julio de 2015. Antes que el pontificado de este comenzara, en 2013, Evo Morales era percibido como anticatólico, a raíz de su aprobación de una nueva Constitución que separó la Iglesia del Estado, de sus disputas con la jerarquía eclesial en torno a los derechos políticos de la oposición, y de la incorporación al protocolo oficial de los ritos politeístas indígenas. Morales estableció una relación extraordinaria con el papa argentino, tan próxima que llegó a preocupar a Chile por sus implicaciones en el diferendo marítimo que Bolivia tenía con este país fuertemente católico.
El catolicismo sigue siendo muy importante en Bolivia, pero se estima que ha pasado de ser la religión del 90% a ser la del 60% de los bolivianos, gracias al crecimiento de otras creencias, en particular de las evangélicas. No existen estadísticas oficiales por la oposición de la Iglesia católica local a que se incorpore una pregunta sobre religión en el último censo de población de 2012. Con Áñez, los evangélicos bolivianos tienen, por primera vez en la historia, a alguien de su confesión en la presidencia del país. La disminución de los feligreses católicos en América Latina será uno de los principales problemas que tendrá que enfrentar Caballero en su nuevo cargo.