Varios grupos sindicales marchando por las calles de la capital y moradores bloqueando carreteras son algunas de las escenas que se vivieron este martes en Panamá ante el descontento social provocado por la gestión del Gobierno con la pandemia.
Unos 300 sindicalistas de varios grupos partieron ataviados con mascarillas y sujetando sus banderas hasta la Asamblea Nacional, donde esta semana los diputados debatirán un polémico proyecto de ley propuesto por el Ejecutivo que busca “proteger” los empleos de los trabajadores afectados por la pandemia, pero que según las organizaciones supone una reforma al Código de Trabajo.
“Explícitamente son unas reformas al Código de Trabajo, temporal era la cuarentena y vamos para cuatro meses de encierro total, en el que el Gobierno no ha sido capaz de resolver la alimentación y medicamentos”, dijo a Efe el subsecretario general del poderoso Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs), Abdiel Betancourt, en medio de cantos y pitidos.
La propuesta recoge un paquete de medidas temporales, con validez hasta del 31 de diciembre del presente año, para minimizar el impacto de la pandemia de la COVID-19 en las empresas afectadas mediante regulaciones como el pago del decimotercer mes – una bonificación que recibe el trabajador con base del salario recibido- o las jornadas extraordinarias.
Esta es la tercera “pero no la última” jornada de protestas que protagonizan los sindicalistas, quienes señalan que “no se puede permitir que el Ejecutivo y la Asamblea Nacional utilicen la pandemia para desmejorar las pocas condiciones y derechos que tiene la población laboral panameña”.
Mientras en la otra punta de la ciudad, un grupo de moradores de unas de las barriadas más desfavorecidas bloquearon con enormes ramas unas de las vías que enlaza una de las principales autopistas del país, para exigir el bono solidario de 100 dólares que entrega el Gobierno a la población más afectada por la pandemia.
Esta escena se repite desde hace meses ya que varias comunidades denuncian que los bonos no terminan de llegar a todo los puntos del país.
Panamá, con 1.127 defunciones y 54.426 contagios, se sitúa como el país más afectado de Centroamérica y el segundo en el continente con casos por millón de habitantes después de Chile y por encima de EE.UU, lo que ha obligado al Gobierno a reimplantar severas medidas de movilidad en las provincias más golpeadas.
En las últimas semanas, el país vive un incremento desmesurado de casos registrando hasta más de mil contagios diarios, provocando que los hospitales estén a punto del colapso y escasez de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
Ante ello las autoridades están habilitando habilitar grandes espacios alternativos para albergar a pacientes moderados.
El personal sanitario también ha protestado por la falta de insumos para pacientes de COVID-19 y equipo para trabajar, mientras que se consideran “agotados” por las intensas jornadas laborales.
EFE