Delegados de Sutiss intentan unirse por la reactivación de Sidor y el regreso a planta de los trabajadores

Delegados de Sutiss intentan unirse por la reactivación de Sidor y el regreso a planta de los trabajadores

Delegados departamentales del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y sus Similares (Sutiss) se concentraron en la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro (Sidor) para reclamar la reactivación de la planta con equipos que garanticen su sostenibilidad operativa.

Por José Rivas / correodelcaroni.com





Lo que durante décadas fue el escenario natural del movimiento siderúrgico, el portón III, ha quedado practicamente abandonado toda vez que no hay transporte, ni trabajadores que se movilicen a la empresa tras años de paralización y declive productivo. La flota de transporte se dañó y la gerencia nunca más hizo esfuerzos por reponerlas.

Por eso la dirigencia que aún se mantiene en Sutiss decidió protestar este lunes desde el portón I, una de las pocas entradas aún activas. Desde allí el dirigente José Saracual, delegado de la antigua Fábrica de Tubos, indicó que decidieron fijar postura y exhortar al Gobierno tras reunirse en el Consejo General de Delegados Departamentales de Sutiss, una instancia para toma de decisiones previsto en los estatutos de la organización sindical que, desde 2015, tiene las elecciones suspendidas por orden de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

Con tapapocas, y distanciados unos de otros, los trabajadores se grabaron en el portón 1, destacando que han puesto aparte las diferencias laborales para enmarcar una lucha justa por las reivindicaciones laborales. “Entendemos que la cuestión política siempre va a estar metida, pero ahorita el llamado es a los trabajadores que están en su casa, en cuarentena, y a los que están en planta”, dijo Saracual, en un video publicado por la Intersectorial de Trabajadores.

“El llamado es para decirles que el patrón Estado está aplicando un apartheid: a unos les toca un beneficio y a otros, otro. De modo que el llamado es la unificación del movimiento con los trabajadores”, exhortó el dirigente.

Saracual destacó que, aunque la dirigencia sindical ya está de paso, el objetivo es que las nuevas generaciones tengan un futuro digno en la planta. “Ese llamado que estamos haciendo hoy, lo estamos haciendo hoy desde las entraña: yo no puedo dejar mi casa, mi terruño, en donde he dejado 37 años de trabajo”.

Reinaldo Calvo, miembro de la corriente Alianza Sindical, una de los grupos que hacen vida en el movimiento siderúrgico, reiteró la petición: “estamos exigiendo una empresa más productiva con herramientas e insumos que garanticen la productividad”.

El trabajador expresó que mientras no haya una inversión correcta difícilmente pueda recuperarse a la estatal.

Sidor arrancó su producción en uno de los hornos de la Acería de Palanquillas el sábado 4 de julio luego de superar fallas en el horno de metalurgia secundaria, y tras casi dos años de inoperatividad, sin embargo, el arranque no ha sido completamente exitoso.

De acuerdo con Calvo, la falta de oxígeno y la perforación de una cuba en el horno de metalurgia secundaria —que no tiene repuesto — mantiene paralizada la producción.

“No podemos seguirle mintiendo a los trabajadores”, indicó Calvo. Subrayó que el arranque fue simplemente “para la foto”, y condenó el amedrentamiento laboral.

El dirigente es partidario de que se incluya a los trabajadores en la recuperación de la empresa, que se discuta un nuevo contrato colectivo, respetando el tabulador y las hojas de cálculo que garanticen un salario digno a los trabajadores.

Sin ingresos

El trabajador de Laminación en Caliente Josué Linares, con 11 años en la estatal, contó que su salario se ha visto mermado por lo que ha tenido que —igual que otros compañeros— buscar nuevas alternativas para generar ingresos. “Hemos tenido que ir a vender comida”, señaló.

Su salario, relató, no le permite garantizar los alimentos básicos ni otros servicios a su familia. “No deberían estar cercenando el derecho al trabajo”, indicó Linares, quien solicitó que se pueda activar la planta y se les dé acceso a los empleados para poder mantener la producción.

Rederick Leiva, trabajador de Sidor y miembro de la comisión de salud, aseguró que las autoridades de la estatal y de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) no están garantizando ni los medicamentos ni los reembolsos por el pago de los mismos.

Varios trabajadores, dijo, han muerto ya que la CVG no gestiona ni autoriza el dinero para que tengan atención en las clínicas, tampoco para el despacho de medicamentos en la farmacia que funciona dentro de Sidor.

Leiva mencionó el caso particular de un sidorista quien necesitaba practicarle una tomografía a su hija y no había sido atendido por la empresa. Indicó que, aunque es un gasto sencillo, trabajadores no pueden costear ese tipo de montos al recibir menos de 10 dólares como salario. “Los trabajadores están pasando penuria por el tema de la salud”, cerró.

Sin garantías ni equipos

La gerencia ha estado desactivando, desde comienzo de la cuarentena, a grupos de trabajadores, lo que se ha traducido en una especie de despidos indirectos por la reducción del salario. Quienes se mantienen en planta han denunciado a Correo del Caroní que la estatal no ha garantizado las medidas preventivas contra la COVID-19.

Los sidoristas se movilizan a la planta en transporte público porque casi toda la flota de transporte está inoperativa. La consecuencia es que los trabajadores no cumplen el distanciamiento social en el traslado, y no reciben a tiempo insumos como tapabocas.

Aunque la directiva de Sidor prometió producir 1.350 toneladas diarias de palanquillas para la fabricación de cabillas destinadas al proyecto habitacional Gran Misión Vivienda Venezuela, la realidad es totalmente distinta.

Los trabajadores se mantienen laborando con pocas herramientas. Desde que intentaron el arranque, hace menos de un mes, la Acería de Palanquillas se ha parado en al menos tres oportunidades. Las cabillas prometidas para la GMVV siguen estando lejos de ser un hecho pues el tren de barras está parado y sin repuestos.