La “nueva normalidad” en el deporte debido a la pandemia del coronavirus sigue llamando la atención de los atletas. Los saludos con los codos, los tapabocas, el distanciamiento social, la ausencia del público, entre otras medidas, parecen haberse instaurado sin problemas, pero aún hay protocolos que causan gracia en algunos deportistas. Eso ocurrió este martes en el encuentro entre los boxeadores Joe Joyce y Michael Wallisch de cara a la pelea del próximo sábado.
Los pesos pesados se vieron las caras frente a las cámaras y como medida para evitar la propagación del coronavirus, en el momento de las fotografías se colocó un plástico transparente entre ambos púgiles que no pasó desapercibido. Ese separador fue desinfectado justo antes e inmediatamente después de que los británicos se colocaran uno a cada lado.
Este tipo de eventos previos a los combates suele estar plagado de tensión y en muchas ocasiones ha habido golpes de puño y empujones entre ambos contrincantes que no ven la hora para subirse al ring y demostrar quién es el mejor. Sin embargo, en este caso sucedió todo lo contrario porque Joyce aprovechó el plástico para fingir ser un mimo y de inmediato Wallisch lo siguió.
Los gestos de ambos provocaron risas en los presentes e incluso Joyce jugó a que buscaba ver qué había del otro lado del separador. Tras algunos segundos de bromas, finalmente ambos boxeadores se pusieron serios para las fotografías de la prensa.
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El primer cara a cara de Joe Joyce y Michael Wallisch pic.twitter.com/R5FrQ0B2lA— JuliusJulianis (@julianisjulius) July 21, 2020
Joyce, de 34 años y medallista olímpico en Río 2016, debutó como boxeador profesional en 2017 y desde entonces ha acumulado un récord de 10 triunfos en igual cantidad de presentaciones, nueve de ellos por nocaut. Por su parte, Wallisch ha ganando en 20 de sus 23 presentaciones y 13 de esas victorias fueron por la vía rápida, pero le preocupa que sus tres caídas ocurrieron en sus últimos cuatro combates.
El 25 de julio, los púgiles volverán a encontrarse, esta vez no para reírse y no vistiendo jeans y camisas, sino para enfrentarse en el ring, con los guantes puestos y listos para noquear a su rival. Obviamente, el hecho de que este martes hayan estado separados por una pantalla puede sonar ridículo si se tiene en cuenta que dentro de cuatro días los dos estarán lanzándose puñetazos en el cuadrilátero sin ninguna protección, pero para ese entonces ambos serán hisopados nuevamente para confirmar que no tienen coronavirus. De lo contrario, la pelea se suspendería y se postergaría.