Lo primero que nos quitó este modelo fue la democracia y las libertades principales a cada ciudadano, este régimen sistemáticamente eliminó el acceso a la libertad de expresión, a la justicia, al derecho a disentir y fue moldeando los pilares de su proyecto socialista del siglo XXI, donde solo tiene cabida las perversas élites rojas que actúan desde la ilegalidad.
En una línea paralela muy bien trazada en principio por Chávez y ahora por Maduro, mientras nos quitaban los derechos fundamentales, iban sumergiendo a nuestro país en una necesidad social muy marcada, que se convirtió en lo que hoy se define como Emergencia Humanitaria Compleja, que llegó al punto de convertir a Venezuela en el segundo país emisor de inmigrantes del mundo después de Siria.
En Venezuela a diario mueren pacientes con todo tipo de patologías (oncológicos, renales, VIH, entre otros) y, también personas sin ningún tipo de enfermedad grave, simplemente por no tener la oportunidad de acceder a sus medicamentos como los pacientes hipertensos o diabéticos. Durante la pandemia producto de la COVID-19 hemos podido evidenciar de forma más marcada la inexistencia de un sistema de salud preventivo y mucho menos, un sistema de salud solidario con los contagiados, de hecho los pacientes que han tenido la terrible experiencia de estar aislados en un hospital del chavismo, lo definen como “campos de concentración” sin camas, sin respiradores, sin acceso a agua ni a comida y otras veces rodeados de muertos. Todo hospital administrado por la elite roja es la estación previa a la muerte.
El socialismo rojo también se llevó la capacidad productiva del venezolano, en 150 días de cuarentena cinco mil empresas han cerrado y más de 20 mil zulianos han perdido sus empleos directos, por medidas improvisadas que no protegen el empleo, a los comerciantes y mucho menos al trabajador.
Ahora, apresuraron la flexibilización con la intención de que todos “produzcan” sin importar que los contagios hayan aumentado, pero necesitan ver la gente en la calle. Sin embargo, para ir a la calle necesitas en 80% de los casos gasolina para movilizarte en transporte público o en tu carro y la escasez de gasolina es evidente.
La falta de combustible no es algo tan nuevo en Venezuela, desde hace años el socialismo la racionó con el chip de gasolina, luego con el Carnet de la Patria, más tarde gasolineras subsidiadas y otras en dólares, para que al final nos diéramos cuenta que las refinerías venezolanas, esas mismas que producían un importante porcentaje de combustible para el país, hoy son un cementerio, canibalizadas por las mismas hordas rojas que operan desde adentro. Venezuela de ser la nación con la gasolina más económica del mundo pasó a ser el país con la gasolina más cara del planeta y comprada en el mercado negro.
Podemos extender este artículo durante 20 años enumerando y desarrollando todo “Lo que el socialismo se llevó en Venezuela”, pero siempre la idea de esta humilde columna es llamar a la reflexión. Una de las cosas que el socialismo se llevó, ha sido la esperanza, un gran caudal de venezolanos creen que esta será la única forma de vivir de los venezolanos, siempre con una bota militar en la garganta, siempre acostumbrándonos a lo mínimo, a que podemos estar peor que ayer pero no tanto como mañana. Y esto es producto de años y años de ataque propagandísticos sistemáticos que han sembrado la semilla de la desesperanza en el venezolano.
A todos los venezolanos que lean estas líneas les digo que estamos ante el momento más oscuro de la república en toda nuestra historia, el seis de diciembre, Maduro podrá concretar el secuestro total de las instituciones, siempre y cuando nosotros, los venezolanos de bien se lo permitamos.
Estamos conscientes de los errores de la oposición y de que los retos de nuestros líderes han sido más de lo que hemos querido, pero yo estoy convencido que ellos genuinamente trabajan para una Venezuela mejor, una Venezuela en libertad.
Yo les pido dos cosas a todos los venezolanos: Confianza, no llegaremos a ningún lado si no existe confianza entre nosotros mismos y Ofensiva en contra de la dictadura y no en contra de la oposición, le hacemos el trabajo al G2 cubano cuando atacamos a nuestros líderes y no atacamos a los dictadores. Estas dos herramientas son claves para que podamos alcanzar nuestro sueño libertario.
No permitamos que el socialismo se lleve la última reserva moral de Venezuela, que no es otra cosa que la esperanza sembrada por Bolívar y nuestros padres fundadores de que Venezuela será el país más próspero de la región.
@AngelMachadoVe