Freddy Marcano: Respuesta generacional

Freddy Marcano: Respuesta generacional

Ciertamente, las nuevas generaciones han recibido un golpe demoledor del régimen que las deseadomesticadas, dóciles y obedientes, bajo la descarada represión y el terrorismo psicológico. Sin embargo, es necesario que aprendan a resistir para responder a las circunstancia de estos momentos. Aceptar este otro aprendizaje, indispensable hoy en día, les permitirá responder a las presiones de la política, a participar en la discusión de los asuntos públicos, a intercambiar, constantemente, opiniones legítimas y auténticas que suscita la situación que vive y enfrenta el país. Este tipo de aprendizaje debe comenzar desde el hogar, también tambaleado y atacado por este régimen.

La situación que padece la muchachada venezolana no es fruto de la mala suerte, de las viejas corrupciones administrativas que se convirtieron en cínica bandera demagógica de los corrompidos de ahora en el poder ni mucho, menos, del COVID19. Fundado en miles de pretextos ante el país que hundió sin el mayor pudor, el régimen ha desarrollado hasta un pensamiento mágico que explica o intenta explicar la tragedia por la que siempre le echa la culpa a terceros. Con ello despoja a las nuevas generaciones de valores fundamentales, y los convierte en “autómatas de la supervivencia”. Este régimen busca que la juventud se inserte en su pervertido sistema o salga despavorido del país como ya millones de jóvenes lo han hecho.

Por supuesto, como en toda obra humana, existen dos caras. Hay un rostro oscuro de la política que ha cultivado – por cierto – el chavismo, objeto de todos los vicios inimaginables, un perfil más frívolo, narcisista, autoritario, deshonesto. El otro rostro iluminado, virtuoso, abnegado, genuino, que habla de ideales por una sociedad y un país mejor, de acciones que justifican las altas metas (son los medios los que justifica el fin y no al revés), de iniciativas organizacionales y estructurales limpias y eficaces, en fin, de compromisos que le dan sentido a la vida al preocuparnos por un destino compartido;por la suerte de todos; y por la propia realización personal, familiar y ciudadana.





Superado en muchos aspectos, sobreviven los requisitos mínimos que Ortega y Gasset asomó para perfilar una generación distinta, innovadora y, en definitiva, histórica: un modo radicalmente diferente de pensar, de razonar, de asumir el mundo y las cosas, que rompa con el que ha prolongado penosamente su agonía; la coincidencia más de coetáneos que de contemporáneos para articular los esfuerzos, bajo el sello de un compromiso común; y los acontecimientos mismos que le den notoriedad, presencia y relevancia en un momento determinado de nuestra historia. Estas circunstancias estuvieron presentes en la emergencia de generaciones como las de 1928 y 1958.

Hagamos un esfuerzo de reflexión sobre estos elementos apenas enunciados, porque el culto chavista, rentista, populista, estatista con el que todavía pretenden dopar a la población, nada tiene que ver con la Venezuela libre y moderna, dispuesta a trabajar y a emprender a favor de un sociedad de mayores niveles de vida, con desarrollo económico y equidad social. Por muchos que sean los matices o las diferencias, los jóvenes deben coincidir en los partidos, en las organizaciones de la sociedad civil, en los equipos deportivos, en los centros de estudiantes, o en cualesquiera instancias, no sólo para honrar la memoria de los que cayeron tan injustamente en manos de las faenas represivas de 2014 y 2017, sino para gritar al mundo que nunca más el oprobio, la corrupción, la descomposición mora podrán desarrollarse para destruir un país. Y ahí están los acontecimientos pendientes que retratarán esta larga y trágica agonía de un régimen, esperando por una respuesta que nada tiene que ver con un selfie divertido. Por el contrario, se necesita una fotografía de cuerpo entero: el cuerpo de una Venezuela que existe, resiste y persiste en el alma de todos los jóvenes venezolanos dentro y fuera del país.

@freddyamarcano