Con algunos de los opositores más destacados en la cárcel, como son los casos de Víctor Babariko y Serguéi Tijanovski, marido de la candidata en las presidenciales del pasado 9 de agosto, Svetlana Tijanóvskaya, y con ella exiliada en Lituania y Valeri Tsepkalo refugiado en Polonia, los adversarios del dictador bielorruso, Alexánder Lukashenko, confían fundamentalmente en seguir manteniendo las movilizaciones en calles y fábricas. También en la acción que pueda desarrollar dentro del país el recién creado Comité de Coordinación, aunque ahora está en el punto de mira de la Fiscalía General.
Pero ahora la tarea principal, a juicio de Tsepkalo, pasa porque la comunidad internacional «reconozca a Tijanósvskaya como ganadora de la elecciones y como la presidenta de Bielorrusia». Tsepkalo, que esta vez no logró ser admitido como candidato, razón por la que su esposa se alió con Tijanóvskaya durante la campaña electoral, y tuvo que huir a Rusia para evitar represalias, lamentó no haber «conseguido el reconocimiento mundial de Tijanóvskaya».
Lo dijo este viernes en el curso de una rueda de prensa en Varsovia, en donde se encuentra actualmente. Acababa de ser recibido en el Ministerio de Exteriores polaco. Explicó que la ganadora real de las elecciones fue Tijanóvskaya, por lo que, al seguir Lukashenko aferrado al poder de forma «ilegítima», tras unos comicios «fraudulentos», habría que apelar a una vía al estilo venezolano. «Es posible que una situación como la de Venezuela, cuando surgió la dualidad de poder entre Guaidó y Maduro, se desarrolle en Bielorrusia aunque el escenario pueda ser diferente», manifestó el opositor bielorruso, que fue embajador en EE.UU.
Presunto soborno
Politólogos rusos ven poco probable que la UE vaya a reconocer a Tijanóvskaya como presidenta de Bielorrusia, ya que supondría una afrenta directa contra el presidente Putin. Moscú ejerce sobre Minsk una mayor influencia económica, política y militar que Bruselas.
Tsepkalo, junto con sus dos hijos, viajó a Rusia antes de los comicios y luego se le unió su esposa, Verónica. Pero, al ser imputado por presunto soborno por la Justicia bielorrusa, toda la familia partió hacia Ucrania y de allí a Polonia, ya que temían que los acuerdos de cooperación en materia de extradiciones entre Moscú y Minsk le acarreara problemas.
Este viernes también compareció ante la prensa Tijanóvskaya, en Vilna, la capital lituana. Dijo que volverá a su país cuando se sienta «segura», algo poco probable mientras Lukashenko siga desatado. Este viernes el dictador afirmó que él fue quien propició la salida de la líder opositora a Lituania.