Tras cinco meses de restricción en la venta y distribución de especies alcohólicas a raíz de la cuarentena decretada a mediados de marzo pasado, unos 150.000 empleos directos y al menos 500.000 indirectos del sector licorero secundario están en riesgo, por lo que representantes de esta área de la economía solicitan al gobierno flexibilizar la prohibición de venta a fin de permitir su supervivencia.
Jésus Hurtado || Tal Cual
“Desde que llegó el covid-19 ha habido una serie de quiebras en la industria de bebidas y alimentos y esto va a seguir”, señala Johnson Delgado, presidente de la Cámara de Licoreros del Estado Táchira (Catalita), quien agrega que las licorerías, bodegones y restaurantes han llevado la peor parte por tratarse, en muchos casos, de pequeños comercios que no ha podido sobrevivir tras cinco meses sin ventas.
Delgado, también y directivo de la Federación Venezolana de Licoreros y afines (Fevelif), recuerda que en el país existen unos 85.000 expendios de especies alcohólicas, entre los que se cuentan a la gran red de franquiciados de cervezas, negocios que se mantienen totalmente inoperativos desde hace más de 150 días cuando comenzó a regir la cuarentena.
No obstante, recuerda que algunas empresas resultan beneficiadas en detrimento de otras. Es el caso de la cadena de tiendas Traki, que no ha interrumpido la venta de especies alcohólicas como sí se ha hecho con los comercios del ramo.
Empobrecidos
“Muchos han quebrado”, reitera Delgado, quien afirma que según las cifras que manejan desde marzo pasado las ventas han caído 90%, ello frente a una reducción de 55% en los meses previos a la cuarentena producto de la difícil situación económica que atraviesa el país tras siete años de recesión, casi tres de ellos en hiperinflación.
Del total de comercios dedicados a la venta de especies alcohólicas, cerca de 65% cancela alquileres, lo que ha significado una erogación más que importante aun cuando no hayan tenido ventas, dice Delgado.
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