Las fallas en el servicio de agua por tubería son un drama para los zulianos. Para conseguirla deben caminar al menos tres kilómetros hasta avenidas principales, plazas e incluso cañadas donde las comunidades han hecho perforaciones a tuberías madre para poder abastecerse.
Mariela Nava || Crónica Uno
Delia Romero de 52 años vive en el oeste de Maracaibo, sale tres veces a la semana a una plaza cercana a su casa para buscar agua. “Tengo que hacer cola porque va mucha gente”, cuenta la mujer armada con dos botellones de 20 litros y una carretilla. “Ya estoy cansada, la espalda no la aguanto, pero tengo que hacerlo porque aquí llega el agua una vez al mes”.
Pero ahí no termina todo para ella. Se baña con medio balde de agua, “a veces con uno si no se va la luz y puedo agarrar la que bota el aire acondicionado”. Cocina y cuela otro poco que pone a hervir para poder tomar. Los domingos la faena es más agotadora. Carga seis botellones para lavar la ropa y asea la casa con el agua de jabón que recicla.
Cuenta que hasta febrero pudo comprar agua a camiones cisternas, porque su único hijo que está en Chile la ayudaba económicamente: “Yo gastaba la pensión en agua, era un lujo que tenía sin darme cuenta, pero ahora con la pandemia mi muchacho se quedó sin trabajo y todo lo que agarro es para comida, ya no me manda dinero”.
Ausberto Quero, presidente de la Comisión de Ambiente del Centro de Ingenieros del Estado Zulia, dijo que 45 % de las comunidades de Maracaibo reciben agua a través de camiones cisternas lo que, a su juicio, afecta la calidad del agua debido a que los camiones no solo se abastecen en plantas potabilizadoras autorizadas, sino en pozos artesanales sin control sanitario.
En los últimos meses, con la llegada de las lluvias, el agua que sale de las tuberías en Maracaibo es turbia. Quero explicó que esto se debe a la sedimentación acumulada a consecuencia de las altas tasas de deforestación en los embalses.
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