Néstor Suárez: Un mensaje con destino

Néstor Suárez: Un mensaje con destino

En junio de 1989, el todopoderoso Comandante General Jaruzelski, jefe del Estado y del Partido Socialista Obrero de Polonia, perdió unas elecciones frente a las fuerzas anticomunistas, y su Gobierno tuvo que dimitir. La transición al poscomunismo había comenzado, y no sólo en Polonia: un año antes en Hungría, ya se había expulsado a Janos Kadar, otro jerarca comunista atornillado en el poder por décadas. 

El 18 de octubre de ese mismo año 1989, el autócrata Comunista de Alemania Oriental, Erich Honecker, quien mandaba desde 1970, fue obligado a renunciar. A las dos semanas, el 9 de noviembre, cayó el Muro de Berlín, y al día siguiente, en Bulgaria, un golpe palaciego derrocó al viejo líder Todor Yivkov, y el nuevo Gobierno provisional llamó a elecciones de inmediato. En Checoslovaquia, el odiado régimen de Gustav Husak, entronizado desde 1968, se derrumbó en cuestión de horas y sin un tiro, con la “Revolución de Terciopelo”. Pero la última revolución de 1989 y muy violenta fue en Rumanía: el 21 de diciembre Nicolás Ceaucescu enfrentó una insurrección masiva. Cuatro días después, él y su mujer Yelena fueron apresados en su intento de huida, juzgados sumariamente y Ejecutados. En Albania hubo que esperar a 1990 para derrumbarse por fin la dictadura del ya anciano Enver Hoxha. 

Por qué razón cayeron Kadar, Jaruzelski, Honecker, Yivkov, Husak, Ceaucescu, Hoxha, mientras que los Castro en Cuba siguen en el poder, y el Chavismo ahora con Maduro siguen también por el mismo camino de los Castro? 

Muy simple: por las mayores exigencias de la Oposición. Los Dictadores de Europa Central y Oriental enfrentaron una oposición al sistema, no meramente al Jefe, reclamando no sólo pulcritud electoral, sino privatizaciones, libre mercado, bajos impuestos, e integración con las economías capitalistas de Occidente y mundial. Porque con pulcritud electoral no se come, ni se tiene educación, vivienda, cuidado médico y Previsión abundante y de buena calidad, la gente quería ganar más y vivir mejor y en libertad. Entonces la Oposición, inteligente, asoció sus demandas a las necesidades populares, y exigió no sólo elecciones al modo occidental, sino niveles de ingresos al modo occidental. Y para eso demandó el abandono inmediato del socialismo como modo de vida, y de los reglamentos y controles estatistas, y la adopción en su lugar del Capitalismo de libre mercado. 

En cambio Los Castro en Cuba siempre han enfrentado una Oposición Insignificante, constituida no por definidos anticomunistas y liberales decididos, sino por socialistas Democráticos “disidentes” (Exguerrilleros, muchos) que han reclamado siempre pulcritud electoral y no cambio de sistema. Por eso los Castro en Cuba han durado 6 décadas. Y en Venezuela, el régimen bien asesorado por los cubanos han aprendido la lección. 

En Venezuela llevamos 21 años, de destrucción socialista, de empobrecimiento, de sumisión,  camino a la servidumbre, humillados, con más de 5 millones de venezolanos que han tenido que emigrar, sufriendo muchos de ellos fuera de su patria. En Venezuela, el régimen comunista bien asesorado y controlados por los cubanos, destruyeron las instituciones y tratan de desaparecer a los partidos políticos, para que ni queden dispositivos, Canales ni operadores políticos para una transición ordenada. La situación es cada vez más compleja y difícil. Afortunadamente los venezolanos hemos logrado algo muy importante, el apoyo internacional de más de 50 países y sobre todo, el de la nación que más ha contribuido en siglo XX a la defensa de la libertad en el mundo, los EEUU. La democracia en Venezuela se ha convertido en un fetiche, y en la propiedad de los intereses particulares. Utilizada por el régimen comunista y totalitario, para seguir legitimando su permanencia en el poder. La gente lo que quiere es salir de ésta tragedia y destrucción. Quiere solucionar su situación económica, quiere ganar más y vivir mejor. Con este sistema comunista no hay solución a nada. Hay que salir de este régimen. O entramos al primer mundo, o permaneceremos en las filas de los países más pobres, sin servicios, más enfermos de epidemias, desordenados, y violentos. Solo una auténtica democracia liberal y una verdadera economía de libre mercado pueden garantizar la libertad, el bienestar y el progreso de los venezolanos, especialmente el de los pobres. En este momento de confusión y enredo estimulado por el régimen para lograr sus objetivos. Los métodos convencionales no sirven contra los dictadores comunistas y socialistas. Porque contra los dictadores de izquierda hay un sólo método eficaz: decirle NO al comunismo y exigir el cambio inmediato al Capitalismo de libre mercado. No podemos empujar a los venezolanos a su aniquilación.

Para decirlo con palabras de Karl Popper: la vida consiste en resolver problemas. Y que podemos recomendar a nuestros políticos?  

En primer lugar debemos liberarnos de la costumbre de pensar cosas sin sentido, un ser humano inteligente podría predecir lo que sucederá. Según parece, casi todo el mundo cree que la inteligencia se demuestra haciendo profecías ciertas y casi todo el mundo cree que un programa racional para el futuro debe proceder de una predicción verdadera. Tenemos que ser capaces de predecir al menos la dirección de nuestro rumbo futuro. Esta interpretación debería reemplazarse por otra consideración de la historia completamente distinta. El futuro no es nunca una prolongación del pasado, tampoco una extrapolación. El futuro todavía no existe, y precisamente en esto reside nuestra gran responsabilidad: en que podemos ejercer influencia sobre el futuro, en que podemos hacer todo lo posible para mejorarlo. Con esta finalidad, tenemos que utilizar lo que hemos aprendido del pasado, y algo muy importante, que deberíamos haber aprendido, es : ser modestos. 

La paz es necesaria. Quizá haya que luchar aún mucho tiempo por conseguirla y gastar muchas energías en defenderla. Hemos cometido muchos errores en este camino. Pero el optimismo es un deber. Decía Popper. El futuro está abierto. No está predeterminado. Nadie puede predecirlo, salvo por casualidad. 

Pero el optimismo es un deber. Todos nosotros tenemos que contribuir a construir y determinar nuestro futuro, todos somos igualmente responsables de aquello que sucederá. 

Por eso es un deber de todos nosotros, en lugar de predecir cosas malas, abogar por todas aquellas que puedan hacer un futuro mejor.

No hay espacio para anteponer los intereses particulares a los intereses generales, para estar en política es indispensable apoyarse en principios sólidos y coherentes. Es el momento de la grandeza, del coraje y la valentía para enfrentar este sistema. Tenemos que recuperar nuestra libertad para volver a tener prosperidad. Para poner orden en la casa. La libertad y la paz no son gratis. La unidad para salir de este régimen y cambiar el sistema es fundamental. Un cambio para mejor.


Néstor Suárez es Economista. Msc y Phd en economía

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