Ser extranjero en Sudáfrica es vivir “con miedo permanente de ser blanco de ataques”, advirtió este jueves la oenegé Human Rights Watch (HRW), destacando que la experiencia de la xenofobia es “rutinaria” en este país, con una violencia endémica.
En abril de 2019, en Johannesburgo, “me encontraba vendiendo ropa en la calle, cuando llegaron nueve sudafricanos equipados con palos y sjamboks (látigos de cuero de rinoceronte)”, testimonia un congoleño en un informe publicado por la oenegé. “Golpeaban a la gente, gritando ‘extranjeros vuelvan a sus casas! ¡No los necesitamos! ¡Ustedes nos quitan nuestro trabajo y nuestro dinero!’ Comencé a correr, pero me golpearon y me quitaron dos bolsas con ropa”, añade.
Keshia tiene diez años. Sus compañeros de clase en Johannesburgo no cesan de recordarle que es una “kwerekwere”, o sea, una extranjera, insultándola y empujándola. Pero, también está inquieta por sus padres, que huyeron de la violencia en Kivu del Sur (RDC): “Cada vez que los agreden, me afecta”, señala. “Somos una familia, así que si uno de nosotros sufre, sufrimos todos”, agrega.
La xenofobia en Sudáfrica continúa estando muy extendida, destaca HRW, a pesar de un plan de acción nacional contra la “intolerancia” anunciado el año pasado.
En la economía más industrializada del continente, los extranjeros con frecuencia son acusados de robar puestos de trabajo a los locales, sobre todos en los sectores laborales menos cualificados.
En 2008, 62 personas murieron a causa de estallidos de violencia xenófoba y otras siete en 2015. En septiembre de 2019, una turba armada atacó comercios de extranjeros en Johannesburgo, matando a 12 personas.
AFP