La pandemia del coronavirus marca la 75 edición de la Asamblea General de la ONU, que reunirá la próxima semana a líderes de todo el mundo en un inédito formato virtual y en un momento especialmente turbulento en la escena internacional.
La cita, que cada septiembre convierte por unos días a Nueva York en la capital global de la diplomacia, será este año una versión descafeinada de sí misma, con la sede central de Naciones Unidas medio vacía y los tradicionales discursos de los jefes de Estado y de Gobierno limitados a grabaciones en video.
Para mantener un atisbo de normalidad, la organización ha preferido no saltar directamente al ciberespacio, sino que usará un modelo “híbrido”, en el que el hemiciclo de la Asamblea estará ocupado por un diplomático de cada país y allí se proyectarán las intervenciones de los jefes de Estado y de Gobierno.
El presidente estadounidense, Donald Trump, que había manifestado su deseo de viajar a Nueva York y ser el único líder que hablase en directo, finalmente también intervendrá por video, según anunció la Casa Blanca en las últimas horas.
“Esta Asamblea General claramente será como ninguna otra”, admite Stéphane Dujarric, el portavoz del secretario general, António Guterres, quien abrirá en persona los discursos el próximo martes.
Muchos diplomáticos, incluido el propio Guterres, reconocen que el formato presenta dificultades a la hora de hacer avanzar cuestiones complicadas. “Para ser efectiva, la diplomacia necesita contacto personal”, dijo a los periodistas esta semana el político portugués.
Mientras, el novedoso formato, que permitirá a los líderes intervenir cómodamente desde sus despachos, hará que la Asamblea General cuente este año con un número récord de mandatarios.
Según la ONU, se espera a 119 jefes de Estado -cuando lo habitual son unos 70 u 80- y a 54 jefes de Gobierno. Entre ellos, se prevé que intervengan algunos líderes que llevan varios años sin hacerlo, como los presidentes de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladímir Putin.
UN 75 ANIVERSARIO EN UN MOMENTO DIFÍCIL
Las reuniones de alto nivel se abrirán el próximo lunes, con una cumbre para conmemorar el 75 aniversario de Naciones Unidas, una fecha a la que la organización llega en un momento especialmente complicado.
En medio de un auge de políticas nacionalistas y aislacionistas, la organización se está viendo atacada desde distintos frentes y, en muchas áreas, su trabajo se ve obstaculizado, sino totalmente paralizado, por las diferencias entre las potencias del Consejo de Seguridad y el creciente choque entre Estados Unidos y China en la esfera internacional.
Los 193 países tienen previsto adoptar una declaración que negociaron durante meses y que aporta pocas medidas concretas. “Son cuatro páginas de tópicos”, resume en declaraciones a Efe el experto Thomas Weiss, profesor del Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY).
PANDEMIA Y CRISIS CLIMÁTICA
El martes arrancará la Asamblea General en sí, con una jornada muy cargada en la que además de Xi y Putin intervendrán entre otros el presidente de EE.UU., Donald Trump; el líder iraní, Hasan Rohaní; el turco, Recep Tayyip Erdogan; el francés, Emmanuel Macron; y varios presidentes latinoamericanos.
La respuesta a la pandemia del coronavirus será uno de los asuntos centrales de las reuniones, con la ONU tratando de impulsar estrategias comunes frente a las acciones nacionales que han primado hasta ahora.
Según el embajador de la Unión Europea (UE) ante la ONU, Olof Skoog, se deben abordar entre otras cosas programas para apoyar a los países más afectados, el trabajo para el desarrollo de vacunas o cuestiones como las moratorias al pago de deuda soberana para las naciones más vulnerables.
Los líderes discutirán también la recuperación de la actual crisis, una recuperación que según ha insistido una y otra vez Guterres tiene que ser “verde” y ayudar a que se cumpla el Acuerdo de París sobre el clima.
La ONU quiere aprovechar la Asamblea General para dar un nuevo impulso a la lucha contra el cambio climático y un encuentro de alto nivel específico sobre ese asunto, que se celebrará el 24 de septiembre.
También se celebrará una cumbre sobre Biodiversidad, el 30 de septiembre, en la que la ONU espera la participación de numerosos líderes para tratar de avanzar en la protección de ecosistemas, en un momento en el que se estima que hasta un millón de especies están en peligro de extinción.
IRÁN Y OTROS CONFLICTOS
En el plano geoestratégico, destaca el choque entre Estados Unidos y el resto de potencias en torno al acuerdo nuclear con Irán, que llegará en un momento de especial tensión ante el fin del embargo de armas que pesa sobre Teherán en octubre.
Tras no lograr prorrogar esa medida, Washington invocó en la ONU una cláusula del pacto de 2015 que permite a los participantes reclamar la reimposición de todas las sanciones que se levantaron entonces al país persa.
Según el Gobierno estadounidense, las sanciones volverán a estar en vigor a partir de este sábado, pero el resto de potencias consideran que el movimiento no tiene validez, ya que EE.UU. abandonó el acuerdo nuclear, por lo que se espera una situación muy controvertida durante la Asamblea General.
Los países también abordarán varios conflictos como los de Libia o situaciones complicadas como la del Líbano, que contarán con sus propios encuentros ministeriales.
EFE