Hace algunos años me encontré con un artículo sobre un estudio hecho por la Universidad de Cornell, en Nueva York, Estados Unidos. La verdad durante mucho tiempo no recordé el nombre hasta que vino a mí en un debate por WhatsApp de esos que tienen lugar ahora por culpa de la Pandemia
Ese artículo contestaba algo me he preguntado desde siempre, ¿por que en Venezuela todo el mundo tiene una solución y un plan para resolver nuestro problema político pero este no se resuelve?, a la vez soy testigo de que hay gente muy preparada trabajando en resolverlo, que asume ser entendido por el resto de los ciudadanos, algo como una conexión intermitente pero que a la vez depende de lo emocional.
La respuesta a esto se llama Efecto Dunnig-Kruger *un postulado muy antipático*, pero sumamente real, estudiado por David Dunnig y Justin Kruger. Básicamente lo que explica es que existe un sesgo en las personas con escaso conocimiento, escasa información sobre un tema (y sus variables) o con pocas habilidades en el mismo que los hace padecer de un sentimiento de superioridad que no es real. En pocas palabras, es un sesgo que no le permite al individuo tener la capacidad de reconocer que “no sabe” o “no puede”, que no tiene información de las variables o del tema para emitir una opinión realista. Ese sesgo nos hace incluso juzgar con mayor severidad las actuaciones de otros, molestarnos y en ocasiones hasta frustrarnos.
¿Es rudo verdad? Súper antipático, en Venezuela todos creemos que tenemos más información (con fuentes súper confiables), más habilidades o un mejor plan que los que están tratando el tema en vivo, solemos hasta creer que podríamos hacer una mejor jugada que el pitcher o en shortstop de nuestro equipo Favorito de béisbol y hasta lo criticamos con criterio de profesional (o eso creemos) y ni ejercicio hacemos. A esto se le suma que las redes sociales nos hacen un daño terrible porque muchos toman como verdadero lo que allí leemos, olvidando que en su mayoría son opiniones por las que sentimos empatía. Lo cierto es que tenemos el sesgo que hace que nos cueste admitir que no es posible tener una opinión real que evalúe la situación desde nuestro teléfono, Tablet o Computador. Creer saber más que el que si sabe y se juega la vida trabajando en eso. Así pues hay remedios buenísimos para el coronavirus y gente mas experta que los médicos que están luchando en su contra o gente más experta que los abogados de Messi en su contrato en el Barcelona o planes efectivos para salir de la dictadura pero no hemos salido de ella y llegamos a creer que es porque no somos nosotros los que lideramos el intento.
Yo lo resumiría con una frase célebre del presidente Rómulo Betancourt “Una cosa es estar en la candela política y otra desde lejos decir cómo se apaga”
Pero El postulado no termina allí, David Dunnig y Justin Kruger dicen también que las personas que si tienen el conocimiento (o la información… ) y/o las habilidades para hacer frente a un tema subestiman al resto, ya que dan por sentado que lo que para ellos es lógico o fácil para los demás también debería serlo, obviando el hecho de esa diferencia puede cambiar la lógica del pensamiento y obviando que debe explicarlo mejor al resto de los interesados.
En Fin.
“La ignorancia es atrevida” y aplica para los dos casos.
Farid Richani