Rescatistas intentaban salvar el viernes a las pocas ballenas piloto de aleta larga que aún se arrastraban en aguas poco profundas frente a la costa australiana, en uno de los varamientos masivos de ballenas más grandes del mundo.
Con el tiempo en contra para los 20 mamíferos atrapados que aún respiraban en el puerto de Macquarie en Tasmania, y cuando surgió la noticia de una ballena mucho más grande varada en una playa de Queensland, los rescatistas habían logrado salvar alrededor de 94 de la manada de 470 cetáceos, mientras casi todos los demás habían muerto.
“No hemos tratado con un varamiento de este tipo antes (y) estamos liberando hasta 94 animales, eso es un gran esfuerzo”, dijo Kris Carlyon, un biólogo de conservación marina que asesora la respuesta del gobierno.
Se esperaba que la mayoría de las ballenas liberadas, una especie gregaria que vive en aguas profundas, se “reagruparan” y se recuperaran del traumático evento, dijo Carlyon, aunque algunas habían regresado al banco de arena y murieron.
Mientras tanto, una ballena que se cree que es una jorobada quedó varada frente a la remota comunidad indígena de Pormpuraaw, a unos 3.800 kilómetros al norte de Tasmania, dijo la policía.
“Tiene 18 metros de largo, por lo que fue un gran esfuerzo de la comunidad mantener vivo al animal hoy, y todavía está soplando aire”, dijo Nick Ziersch, el oficial local a cargo.
Ziersch dijo que era poco lo que la comunidad podía hacer, pero que el animal tenía una oportunidad cuando suba la marea durante la noche. No se había registrado antes una ballena varada en el área, agregó.
El rescate en Tasmania, que ha involucrado a un equipo de más de 100 personas, continuaría hasta el viernes y sábado para tratar de salvar a los últimos animales, dijeron las autoridades.
Los cuerpos de las ballenas muertas fueron separados en grupos y encerrados con bombas de agua para tratar de mantenerlos en un lugar y aislados de los tiburones y otros depredadores, mientras los funcionarios se preparan para deshacerse de ellos en el mar.
El varamiento, el más grande registrado en la Australia moderna y uno de los más grandes del mundo, ha llamado la atención sobre un fenómeno natural que sigue siendo en gran parte un misterio para los científicos.
Reuters