A media noche, en un seminario católico en Sao Paulo, un aspirante al sacerdocio se martirizaba: “¡En nombre de Jesús, demonio de la homosexualidad, sal de mí!”.
Por: BBC
Acostado en su cama en la habitación que compartía con dos religiosos, Rafael*, quien tenía entonces 20 años, enterró las uñas en las palmas de sus manos hasta sentir dolor y rezó una y otra vez.
Insomne, caminó hacia el baño y, furioso y llorando, agredió su órgano sexual y lo envolvió en cubitos de hielo.
En otras ocasiones se había acostado en el suelo frío o quedado bajo una ducha fría hasta el amanecer, rezando y suplicando. “Espíritu enemigo, manifestación del mal. ¡Sal de mí!”
Esas oraciones y los tormentos eran parte de un ritual nocturno que el seminarista llamó “exorcismo de la homosexualidad”.
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