Este es el caso de una niña de Georgia, Estados, a la que le pasó algo terrible y lo peor es que fue en su propio hogar, que se supone es el lugar donde más seguro debería de estar.
Su verdadera identidad se mantendrá en el anonimato por obvias razones, pero para fines de narrar mejor la historia se apodará ‘Anita’. Durante varios años, la pequeña trató a su padrastro cómo si fuera su padre biológico y él también la veía como a su propia hija. A la vista de todos, daba la impresión de que ambos se amaban y respetaban, pero conforme la pequeña fue creciendo y su cuerpecito tomando la forma del de una mujer, el sujeto comenzó a verla con otros ojos.
Edwin Morán, de 35 años, no pudo controlar sus instintos animales e hizo algo que, además de arruinar su vida para siempre, marcó la de esa inocente criatura que lo respetaba tanto y que hasta había llegado a amarlo.
Una noche, esperó a que su mujer se durmiera para levantarse. Se fue de puntillas hacia al lugar en donde Anita se encontraba descansando. El pervertido se metió en la cama de la menor y la abusó sexualmente, pero para su mala suerte, su pareja se levantó justo en ese instante para ir al baño y al ver que él no estaba a su lado, comenzó a buscarlo.