La nominada de Donald Trump a la Corte Suprema de Estados Unidos, Amy Coney Barrett, se enfrentará el miércoles a más preguntas por parte de los senadores luego de que el día anterior eludiera dar su punto de vista sobre temas como clave la Ley de Cuidado de Salud Asequible, el aborto y el matrimonio homosexual.
La jueza – que constituye la tercera candidatura de Trump para la Corte- responderá a dos rondas más de preguntas en la tercera sesión de la audiencia de confirmación del Comité Judicial del Senado.
Durante las 11 horas de interrogatorio del martes, la magistrada eludió las preguntas sobre temas sociales controvertidos y no dio una respuesta concreta sobre la Ley de Cuidado de Salud Asequible, conocida popularmente como Obamacare.
Los demócratas dicen que la confirmación de Barrett amenazaría el acceso a servicios sanitarios de millones de estadounidenses.
“No estoy aquí con la misión de destruir la Ley de Cuidado Asequible”, indicó Barrett el martes. “Sólo estoy aquí para aplicar la ley y adherirme al Estado de derecho”.
Kamala Harris, compañera de fórmula del candidato presidencial demócrata, Joe Biden, dijo en ese sentido que los estadounidenses temen que el Obamacare sea derrocado en medio de la pandemia y que la suerte de la ley dependa de la audiencia.
“Los republicanos se esfuerzan por confirmar a esta candidata lo antes posible porque necesitan un juez más de Trump antes del 10 de noviembre para anular (el Obamacare)”, apuntó Harris en un intervención en vídeo.
Barrett, de 48 años, inclinaría la Corte aún más a la derecha, dando a los jueces conservadores una mayoría de 6 frente a 3 miembros progresistas. Los republicanos tienen una mayoría en el Senado de 53 frente 47 demócratas, lo que hace que la confirmación de Barrett sea una virtualmente una certeza.
El interrogatorio del martes también se centró en si Barrett, católica y favorita de los conservadores religiosos, votaría a favor de prohibir el aborto.
La magistrada indicó que el fallo de 1973 en el caso Roe contra Wade, que legalizó el aborto en todo el país, no es un “superprecedente” que no se pueda anular. También aseguró que dejará de lado sus creencias religiosas al tomar decisiones judiciales.
Barret tampoco dio su opinión al ser consultada sobre si el fallo de 2015 que legalizó el matrimonio gay en todo el país se decidió erróneamente. “No tengo ninguna agenda y quiero dejar claro que nunca he discriminado ni discriminaré a nadie por su preferencia sexual”, dijo.
Reuters