Lapatilla
El profesor William Anseume, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar, criticó los adelantos fraccionados de los “aguinaldos” en las universidades, la educación venezolana y la administración pública:
“No podemos imaginar sino que esto de adelantar los pingües aguinaldos fraccionados funciona como una descarada burla del régimen. Una burla más a los universitarios, a la educación venezolana y a la administración pública en general. ¿En qué contribuye esa depauperada cifra, por partes además, de aguinaldos o bonos navideños que no alcanzan a cubrir en nada las necesidades de profesores ni de los trabajadores venezolanos? Ah, puede ser que proteja en cifras ridículas de la hiperinflación, más nada. Eso no sirve. Ni siquiera llega a ser un paliativo. Es nada. ¿Será que la educación es el hazmerreír de los déspotas? El problema de la educación venezolana es estructural, profundo. Con muchas y variadas aristas, que no son cubietas con una lanzada de churupos devaluados. Ni la depauperación, ni las necesidades institucionales van a ser superadas con esa ñinga. El problema laboral que crearon es de tamaña profundidad, está tan lejos de resolverse, que se trata no sólo de cubrir con sueldos las necesidades básicas humanas establecidas en los derechos humanos, la constitución y las leyes, que hablan de dignidad o de trabajo decente, como Plantea la Organización Internacional del Trabajo, se trata de compensar, además, trabajo y deudas con toda la seguridad social de los trabajadores. Pensemos, sólo a manera de ilustración, que la Convenvión Colectiva que se inventaron para esquilmar derechos laborales previamente contraídos en las universidades y que ellos discuten exclusiva e ilegalmente entre ellos, tiene nada menos que un año y nueve meses y medio vencida. No es sólo eso: se trata también del financiamiento creciente del funcionamiento institucional. El régimen tiene la obligación de reconocer con acciones, como su dimisión y entrega inmediata del poder, por ejemplo, entre un mar de posibilidades que podemos prever, el rotundo fracaso de su política de destrucción de la educación, del trabajo, de la economía, del país”.
Continuó para cerrar su intervención el dirigente gremial: “Y que no vengan con sus pamplinas de bloqueo y demás hierbas. Aquí no tienen a quién engañar. Todos sabemos cuándo y cómo empezó la destrucción y la situación descabellada que todos en Venezuela padecemos por su nefasta implantación de ideas mediocres de la manera más mediocre. Tardará muchos años la reconstrucción del sistema educativo y del sector laboral completo en Venezuela. Por ello, a la par, debemos insistir no sólo con la empresa privada quebrantada como está, tal y como propone nuestro exrector Benjamín Scharifker, sino con la necesidad urgente de una inmediata intervención de ayuda humanitaria para la educación, una intervención internacional que nos ayude a levantar la educación venezolana diezmada literalmente por un régimen desproporcionado en su desconocimiento del valor de la educación y del trabajo, que ataca esos valores fundamentales para el Estado hasta conseguir, como lo ha logrado, su exterminio. No es con adelantos de esmirriados aguinaldos como se soluciona esta grave problemática, sino con una atencion integral, con un plan de varios años de ayuda financiera, académica, técnica y tecnológica que seguiremos insistiendo con organismos internacionales para que nos la faciliten hasta que una vez que hayamos salido de este despropósito político de tantos años, logremos superar finalmente esta debacle”.
Universidad Simón Bolívar, criticó los adelantos fraccionados de los “aguinaldos” en las universidades, la educación venezolana y la administración pública:
“No podemos imaginar sino que esto de adelantar los pingües aguinaldos fraccionados funciona como una descarada burla del régimen. Una burla más a los universitarios, a la educación venezolana y a la administración pública en general. ¿En qué contribuye esa depauperada cifra, por partes además, de aguinaldos o bonos navideños que no alcanzan a cubrir en nada las necesidades de profesores ni de los trabajadores venezolanos? Ah, puede ser que proteja en cifras ridículas de la hiperinflación, más nada. Eso no sirve. Ni siquiera llega a ser un paliativo. Es nada. ¿Será que la educación es el hazmerreír de los déspotas? El problema de la educación venezolana es estructural, profundo.
Con muchas y variadas aristas, que no son cubietas con una lanzada de churupos devaluados. Ni la depauperación, ni las necesidades institucionales van a ser superadas con esa ñinga. El problema laboral que crearon es de tamaña profundidad, está tan lejos de resolverse, que se trata no sólo de cubrir con sueldos las necesidades básicas humanas establecidas en los derechos humanos, la constitución y las leyes, que hablan de dignidad o de trabajo decente, como Plantea la Organización Internacional del Trabajo, se trata de compensar, además, trabajo y deudas con toda la seguridad social de los trabajadores. Pensemos, sólo a manera de ilustración, que la Convenvión Colectiva que se inventaron para esquilmar derechos laborales previamente contraídos en las universidades y que ellos discuten exclusiva e ilegalmente entre ellos, tiene nada menos que un año y nueve meses y medio vencida. No es sólo eso: se trata también del financiamiento creciente del funcionamiento institucional. El régimen tiene la obligación de reconocer con acciones, como su dimisión y entrega inmediata del poder, por ejemplo, entre un mar de posibilidades que podemos prever, el rotundo fracaso de su política de destrucción de la educación, del trabajo, de la economía, del país”.
Continuó para cerrar su intervención el dirigente gremial: “Y que no vengan con sus pamplinas de bloqueo y demás hierbas. Aquí no tienen a quién engañar. Todos sabemos cuándo y cómo empezó la destrucción y la situación descabellada que todos en Venezuela padecemos por su nefasta implantación de ideas mediocres de la manera más mediocre. Tardará muchos años la reconstrucción del sistema educativo y del sector laboral completo en Venezuela. Por ello, a la par, debemos insistir no sólo con la empresa privada quebrantada como está, tal y como propone nuestro exrector Benjamín Scharifker, sino con la necesidad urgente de una inmediata intervención de ayuda humanitaria para la educación, una intervención internacional que nos ayude a levantar la educación venezolana diezmada literalmente por un régimen desproporcionado en su desconocimiento del valor de la educación y del trabajo, que ataca esos valores fundamentales para el Estado hasta conseguir, como lo ha logrado, su exterminio.
No es con adelantos de esmirriados aguinaldos como se soluciona esta grave problemática, sino con una atencion integral, con un plan de varios años de ayuda financiera, académica, técnica y tecnológica que seguiremos insistiendo con organismos internacionales para que nos la faciliten hasta que, una vez que hayamos salido de este despropósito político de tantos años, logremos superar finalmente esta debacle entronizada por el poder”.
Nota de Prensa