Mirarse al espejo y no saber de quién es esa cara. Observar a su esposo y no reconocerlo porque se sacó el bigote. Ni saludar a un familiar porque de repente no lo identifica.
Por Clarín
Eso es lo que le ocurre a Lena Ash, una mujer rusa de 29 años que sufre de prosopagnosia, una rara enfermedad que hace imposible reconocer los rostros, incluido el suyo.
Lena Ash se enteró de que padecía prosopagnosia el año pasado. Antes de eso, siempre había tratado de convencerse a sí misma de que no era simplemente más lenta que otras personas.
Según le cuenta al sitio Genial.guru, cuando habla con alguien, ella puede ver su rostro con mucha claridad, pero tan pronto como abandonan su campo de visión, olvida cómo son.
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