Guido Sosola: Érase Juan Carlos Rey

Guido Sosola: Érase Juan Carlos Rey

Juan Carlos Rey (1936 España – 2020 Venezuela)

 

Secretario de la comisión que proyectó la creación de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la UCV, presidida por su maestro Manuel García-Pelayo, desde 1971 en adelante le hizo grandes aportes al país, ocupando la cátedra y esgrimiendo el ensayo. El joven profesor, fumador de boquilla, un poco presumido, ganó su blanca cabellera en las aulas, convirtiéndose en referencia indispensable para una disciplina que ganó independencia y prestigio con los años.

Alguien lo señaló en una oportunidad: como jurista, fue un magnífico politólogo; y, como politólogo, un magnífico jurista. Una extraordinaria combinación de saberes que derivó en una obra con perspectivas y posturas aún vigentes, al lado de otras ya naturalmente superadas.

Hay densidad, concisión y precisión en su obra y, es necesario señalarlo, sentido de oportunidad, pues, colocándole un torniquete a la simple conjetura, publicaba cuando lo juzgaba necesario. En años más o menos recientes, tuvo la generosidad de escribirnos electrónicamente, a propósito de algunos de nuestros textos, quedando por siempre pendientes de un encuentro alrededor de un par de tazas de café, como de indagar sobre los archivos repletos de notas y borradores.

La politología, como profesión, le debe mucho al decidido testimonio de un catedrático suspicaz y trabajador, metódico y afinador, pues, buscó también el tono adecuado para sus exposiciones en procura del constante equilibrio, aunque – por ejemplo – a contra-corriente, tuvo el coraje de tipificar los hechos de abril de 2002, como de un golpe de Estado sin mella alguna de sus profundas convicciones democráticas. Evitó la tentación del publicista; esto es, de hacerse el febril articulista semanal de prensa que, al agotarse el repertorio del cientista, se aventuraba con toda suerte de especulaciones, como le ocurrió numerosos colegas suyos en los años ochenta.

Érase Juan Carlos Rey, maestro de varias generaciones. Sin embarga interpela a los politólogos de proliferación y toga, como a otros científicos sociales, que no vieron venir al régimen de las dimensiones hoy vistas y padecidas, con las muy escasas y honrosas excepciones.

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