Según las estimaciones que manejan los pescadores, hay más de 15 kilómetros lineales de petróleo, con un ancho de entre 20 y 30 metros y un grosor de 70 centímetros aproximadamente.
Por Francisco Rincón | Medio Sur
Solo en El Bajo, al menos 1.800 empleos directos e indirectos desaparecieron casi en su totalidad por los derrames petroleros y el olvido del Estado.
En ese mismo ritmo, los pescadores han perdido más de 100 pacas de chinchorros (equivalente a 5 mil metros lineales de redes), más de 50 pacas de mandingas de camarones, balsas, cayucos, ropa y motores.
Casi todas las especies acuáticas que pescaban, como carpetas, armadillos, bagres, lisa, lebranche, mero y cangrejo orillero, desparecieron de la zona.
El camarón, principal sustento de las familias, también “se ahuyentó”.
Los lugareños detallan que el petróleo ha matado pelicanos, garzas y toninas del lago. Vacas, becerros y caballos entraron al agua y no salieron nunca más porque quedaron atrapados en el hidrocarburo.
“Entre la 1:00 y las 3:30 de la tarde ese petróleo está casi hirviendo. El que se meta sufre quemaduras de tercer grado. Te pela como un pollo. Eso bota humo, es inflamable y se crea una especie de vapor”, dijo un vecino conocido como “El Negro”.
De 14 playas activas en Bajo Grande, Bajo Grande Playa y Monte Negro, solo quedan dos y los propios pescadores intentan sobrevivir entre el petróleo y la basura que se pega y acumula.
“En lo que va de años van más de 20 derrames de petróleo, gasoil o gasolina. Todos los años, como hasta el 2013, las instituciones hacían un saneamiento de objetos flotantes (recogían la basura), pero ni más. Hace poco nos metimos por aquí (entre unas gabarras) a sacar basura y las culebras nos iban a matar. El petróleo también acabó con unos 30 o 40 pescadores bolapie, que eran los que pescaban en la orilla a remo y se ponían el chinchorro en el pie. Enterró los cayuquitos y ahora están pasando hambre y muriendo en la miseria”, relató el vocero Luzardo, afligido por la situación.
El punto más crítico impactado por los derrames de petróleo y químicos está en las inmediaciones de la antigua cochinera y en la parte trasera del Club Bajo Grande.
Lo que era antes una bloquera, pescadería, camaronera y aserradero pujante, hoy es un lugar en ruinas y solitario, debido a que los pescadores ni siquiera pueden entrar al lago caminando o en sus embarcaciones por “el gran pantano de petróleo al que no entra ni una piedra”.
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