Maduro y Guaidó enviaron felicitaciones a Biden, ambos tienen razones para apurarse en aparecer en la lista de gobernantes que dan la bienvenida al club de los presidentes al candidato demócrata, que según los medios de comunicación en sus proyecciones es el virtual presidente 46 de los Estados Unidos, insisto en lo de virtual porque no hay aún proclamación oficial ni cifras definitivas porque Donald Trump no reconoce el conteo de votos y el modo como se desarrolló en algunos estados de la unión, lo que significa que la denuncia de fraude podría empañar de tener fundamento parcial o total la victoria de Joe Biden.
En ese escenario no oficial, destaca la actitud y la mesura del Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, quien ha declarado que va a esperar la proclamación para felicitar al que resulte ganador, confieso que me sorprendió López Obrador, que no es precisamente un personaje con el cual me identifique políticamente, aunque le reconozco constancia y tenacidad de propósito y algo que escasea entre los políticos latinoamericanos democráticos, coherencia. AMLO en su anterior intento de llegar a la presidencia denunció que en México se cometió en su contra un fraude gigantesco para evitar su triunfo, la lucha la llevó pacíficamente a la calle, al zócalo de la capital, a diferencia de otros no mandó a la gente a su casa a cantar rancheras ni a bailar salsa, por meses insistió en su triunfo, los medios lo ridiculizaron e invisibilizaron, pero López Obrador a pesar de no alcanzar la presidencia en esa campaña, siguió insistiendo en el fraude que en México como en muchos otros países latinoamericanos se comete con demasiada frecuencia e impunidad, la firmeza de opinión de AMLO le dio credibilidad y le abrió el camino para su elección en las pasadas presidenciales mexicanas. Por eso observo en la posición del presidente mexicano no un apoyo a Trump, sino una coherencia política respecto a la injerencia de las grandes cadenas de medios en la política mundial, creando matrices de opinión en temas y coyunturas que afectan la estabilidad y la libre decisión democrática de los ciudadanos.
No sabemos en este momento con certeza si hubo o no fraude en las elecciones de los Estados Unidos, es posible que nunca lo sepamos si no se realiza una exhaustiva auditoría al proceso, lo que si queda claro es que USA se acercó a Latinoamérica en estos comicios porque su modelo electoral atraviesa un cuestionamiento profundo, lo que procede es abrir un debate amplio del tema que ojalá se dé. La pandemia creó un escenario impensable del voto por correo y anticipado que fue utilizado por más de 95 millones de votantes, esta modalidad incrementó el porcentaje de participación, pero también deja abierta muchas dudas sobre los resultados.