El expertise del Cártel de Sinaloa para perforar largos y profundos narcotúneles en la frontera Tijuana-San Diego fue fundamental para el éxito de la más espectacular fuga de una prisión de máxima seguridad protagonizada por el capo mexicano Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo.
El 11 de julio se cumplieron cinco años del último escape del capo narco ahora preso en la prisión estadounidense conocida como Supermax ADX de Florence, ubicada en el desierto de Colorado, de la que parece una “misión imposible” intentar una nueva fuga.
Según los detalles que revelaron las autoridades mexicanas sobre la excavación que permitió la fuga del Chapo de la prisión del Altiplano, en el Estado de México, el trabajo de ingeniería fue muy similar al que tradicionalmente realiza el Cártel de Sinaloa para introducir droga a los Estados Unidos por la frontera de Tijuana.
“Del 2007 a la fecha se han encontrado más de 35 narcotúneles entre Baja California y California. Todos los perforados en Tijuana pertenecen al Cártel de Sinaloa”, comentó a Infobae México Inés García, periodista especializada en documentar los túneles que se perforan en la frontera entre México y Estados Unidos.
El narcotúnel fue descubierto por las autoridades estadounidenses el pasado 20 de marzo del 2020, en plena pandemia de COVID-19, el cual contaba con las siguientes medidas: 609 metros de largo, nueve metros de profundidad y 90 centímetros de ancho.
La longitud de ese narcotúnel es casi la mitad del que se perforó para que se fugara el Chapo de la prisión de máxima seguridad del Altiplano, ubicada en el Estado de México, centro del país, cuya extensión fue de un kilómetro y medio, con 1.7 metros de alto y 80 centímetros de ancho.
Se calcula que el túnel, que comenzó en una casa ubicada en la zona aledaña a la prisión, se perforó en al menos seis meses y pasó desapercibido gracias a que se realizaban trabajos para instalar drenaje en la zona. Su costo se estimó en medio millón de dólares.
El túnel por donde escapó el Chapo tenía las mismas características que se han encontrado en los narcotúneles de Tijuana: con ventilación, energía eléctrica, soportes de madera y rieles para montar pequeños vagones para mover la droga de un lado a otro.
La maquinaria y tecnología que se usan para perforar es la misma que se utilizan en las minas, informó Inés García.
“En Tijuana se han descubierto túneles más sofisticados a los que les pusieron elevadores para bajar y subir cantidades grandes de droga”, añadió García.
En el último narcotúnel descubierto por las autoridades estadounidenses el 20 de marzo pasado aún tenía en su interior 4,400 libras de distintas drogas: metanfetaminas, cocaína, mariguana y fentanilo que fueron valuadas en USD 30 millones.
La cantidad de droga que se cruza por ellos justifica la inversión que se destina a comprar propiedades en México y Estados Unidos así como en los recursos para perforar y adecuar una excavación que promedia alrededor de un kilómetro de largo.
Inés García contó que en Estados Unidos se conformó un grupo especial dedicado exclusivamente a localizar narcotúneles integrado por diversas dependencias federales y estatales llamado “Grupo de Fuerza de Túneles de San Diego”.
“Su principal actividad es intentar penetrar a las organizaciones mexicanas que operan en Tijuana para descubrir dónde se están comprando propiedades, maquinaria e investigan movimientos extraños de camiones en la zona industrial conocida como Mesa de Otay”, dijo García.
El grupo también paga a informantes y sigue durante meses a posibles narcotraficantes que les proporcione pistas sobre dónde se ubique la salida de los túneles en el lado estadounidense.
“Todos los túneles descubiertos en Tijuana pertenecen al Cártel de Sinaloa, sólo se ha localizado uno en la vecina ciudad de Mexicali que según las autoridades pertenecía al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), concluyó la directora del portal Puntonorte.cl.
Gracias a esa experiencia los hijos del Chapo y su esposa Emma Coronel pudieron realizar la excavación que permitió sacar a Guzmán Loera de su celda en el Altiplano, el 11 de julio del año 2015.
“A lo largo del túnel se encontraron instrumentos de construcción, tanques de oxígeno, recipientes con combustible, madera de cimbra y tuberías, entre otros objetos”, informó en su momento Monte Alejandro Rubido, Comisionado Nacional de Seguridad.
En el túnel se montaron rieles y sobre ellos una motocicleta para recorrer a toda velocidad los 1.5 kilómetros. En la domicilio donde empezaba la excavación ya lo esperaba un vehículo que lo trasladó a un aeropuerto privado para tomar una avioneta rumbo a la Sierra de Sinaloa, donde están los dominios de Guzmán Loera.
La primera vez que El Chapo escapó de una prisión mexicana fue en año 2001, después de haber sido capturado en 1993 en Guatemala. En esa época el capo logró fugarse de la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande escondido en el interior de un pequeño vagón que recoge la ropa de la lavandería.
Para el 8 de enero del año 2016 Joaquín Guzmán fue recapturado y un año después extraditado a los Estados Unidos, el 19 de enero de 2017.
En la actualidad la celda que alberga a Joaquín Guzmán Loera en la prisión Supermax ADX Florence, ubicada en el desierto de Colorado, mide 3.5 metros de ancho por dos metros de largo.
Cuenta con una “cama de piedra” con colchón, una repisa para Televisión, que sólo pueden tener los reos con buena conducta. Además un baño y repisas para sus cosas. Incluye también una mesa y un banco fijo.
La prisión de máxima seguridad actualmente alberga a unos 400 reclusos, y cada uno está asignado a uno de los seis niveles de seguridad. Su perímetro exterior mide alrededor de 24 hectáreas, y todo lo que lo rodea es desierto, lo que hace prácticamente imposible que la fuga del Chapo pueda ser de nuevo a través de un túnel.