En https://www.aporrea.org/energia/a297242.html el Sr. Hugo Moyer Agostini, quien ha sido asesor de la presidencia de PDVSA durante la etapa chavista/madurista, dice haber identificado cinco “nudos críticos” que explican el problema de PDVSA. Estos “nudos críticos” son:
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Baja capacidad gerencial de los equipos directivos: Liderazgo, Conocimiento y Experiencia.
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Importantes niveles de corrupción e ineficiencia
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Alta dependencia Científico- Tecnológica.
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Inadecuadas relaciones de propiedad y de producción. Por tanto de distribución del producto social.
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Limitaciones del verdadero poder de los trabajadores en las empresas: públicas, privadas, mixtas y comunales.
Es decir, que la gerencia es incapaz, corrupta y carece de base tecnológica. ¡Cualquier cosa! Estamos esencialmente de acuerdo con Moyer en esas tres carencias que él menciona.
Sin embargo añade como nudo crítico la carencia de verdadero poder que tienen los trabajadores. Además, recibe un comentario de un lector, quien dice que el principal nudo crítico no es mencionado por él y es el salario de los trabajadores. Ese lector agrega: “Con salarios inexistentes es bastante probable que no haya producción. Lamentablemente, el trabajador petrolero (su mayoría) tiene su cabeza en otras cosas, por no decir, en sus problemas personales: económicos. Sin salario bien remunerado, no esperemos resultados diferentes a lo que hemos venido viendo en los últimos años, escasos logros de producción que no alcanzan ni para pagar los costos operacionales y de mantenimiento. Con buen salario, veremos rápidamente un trabajador motivado, inteligente, preocupado por cumplir metas, incansable y con gran sentido de pertenencia”.
A lo cual Moyer Agostini responde: “Debemos buscar salarios y sueldos justos adecuados a nuestras necesidades y productividad. El que más necesita más se le ayuda, Y el que más produce y aporta más recibe”.
Este análisis de Moyer Agostini y los comentarios de su lector ilustran la gran tragedia petrolera venezolana del siglo XXI, la cual – en efecto – se ha traducido en gran tragedia nacional. Esta gente no es capaz de reconocer que la verdadera culpa está en las políticas insensatas del chavismo/madurismo y que la incapacidad y la corrupción gerenciales son el resultado de la aplicación de estas políticas emanadas del más alto nivel, es decir, de Chávez y de Maduro y de los pandilleros que ellos han puesto a dirigir la empresa petrolera y el ministerio del sector.
No contentos con dejar de mencionar el pecado original, el cual es la presencia en el poder de los ignorantes y demagogos Hugo Chávez y Nicolás Maduro y sus respectivas pandillas, estos “analistas” continúan pensando que quien va a recuperar a PDVSA es la clase trabajadora, siempre y cuando le den más dinero del que reciben actualmente. Tienen la osadía de decir que “Con buen salario, veremos rápidamente un trabajador motivado, inteligente, preocupado por cumplir metas, incansable y con gran sentido de pertenencia”. Un buen salario – se atreven a firmar – los haría más inteligentes, más incansables, etc. Que absurda esta creencia.
Los verdaderos nudos críticos que han arruinado a PDVSA son tres: (1), una falta de inversiones y de mantenimiento, porque se le ha quitado el dinero a la empresa para hacer política populista; (2), una carencia de gerencia profesional y honesta; (3), una ausencia de políticas adecuadas para hacer de la empresa un centro de rentabilidad y no una caja chica del régimen o una empresa “social”, en lugar de atender a su actividad medular.
Seguir entreteniendo la idea de que todo lo que requiere PDVSA es que den mayor poder a los trabajadores y les paguen mejores salarios es una extrema muestra de ignorancia y de demagogia barata. La verdadera causa está en la falta de capital, en la incompetencia del liderazgo chavista y en su incapacidad para rectificar los terribles errores cometidos.
En la misma APORREA aparece reproducido un escrito de la Sra. Oly Millán Campos, quien fuera ministra de economía popular en 2006, ver: https://www.aporrea.org/energia/a297397.html . La Sra. Millán escribe con seriedad sobre el desastre financiero de PDVSA, el cual ni siquiera es mencionado por los “analistas” arriba mencionados. Dice que la deuda de PDVSA con el estado venezolano, debido al financiamiento para sus gastos ordinarios del cual PDVSA ha sido objeto por parte del Banco Central de Venezuela, en bolívares generados por la maquinita del banco, montaba, en Octubre de 2020, a Bs. 11.479.276.653.000.000. Es decir Bs 11 x 10 a la 15.
Esa es la cantidad de bolívares que el BCV le ha inyectado a PDVSA, cuando PDVSA ha debido ser quien le inyectase dinero al estado. ¡Por años PDVSA ha estado subsidiada por el estado! ¿Cuantos dólares son esos bolívares? No lo sé exactamente. Si asumiésemos de manera un tanto arbitraria que la tasa de cambio para esa fecha era de unos Bs. 100.000 por dólar, la deuda de PDVSA con el BCV representaría unos $115.000 millones.
Cuando le sumamos esta deuda a las demás deudas de PDVSA con tenedores de bonos, China, Japón, Chevron, Rusia, India, las empresas confiscadas, las empresas que le han ganado arbitrajes, los empleados cuyo fondo de ahorro ha sido prostituido por la empresa, las deudas a proveedores, etc. etc. PDVSA es una empresa más que quebrada, ya que sus deudas montarían a más del doble del valor de sus activos.
Sin embargo el payaso que ocupa a Miraflores dice, ver: https://efectococuyo.com/economia/maduro-pdvsa-no-esta-quebrada-y-si-lista-para-producir-petroleo, que la empresa no está quebrada sino “atacada por sus enemigos y está lista para producir más de 2 millones de barriles diarios”, cuando su producción actual no llega a los 400.000 barriles diarios y no hay un solo taladro activo en el país.
Hay, entonces, dos tragedias en marcha relacionadas con PDVSA. Una, es que está gerencialmente colapsada y financieramente quebrada y la otra es que el chavismo/madurismo no lo reconoce y sigue tratando de engañar al pueblo venezolano sobre la verdadera situación de la industria petrolera venezolana.
La misión de la Gente del Petróleo es denunciar este estado de cosas en todos los órganos de opinión, nacionales e internacionales.
Un país ignorante de su propia tragedia es un país vencido.