Generación Independiente (GENTE) condena, en los términos más enérgicos
posibles, la crueldad y la falta de humanidad con la que vergonzosamente el
pasado domingo 22 de noviembre, el Gobierno de Trinidad y Tobago procedió a
deportar a un grupo de venezolanos entre quienes se encontraban nueve (09)
mujeres y dieciséis (16) niños, muchos de ellos por debajo de los diez (10) años
de edad, incluyendo a uno de tan sólo cuatro (04) meses de nacido, poniendo así
a estas vidas inocentes en grave peligro, bajo condiciones sanitarias y
climatológicas de alto riesgo.
Se trata de una actitud hostil, irracional, xenófoba y a todas luces ilegal, dirigida
hacia seres humanos indefensos que sólo buscan refugio y protección
internacional frente a la tragedia humanitaria que les ha tocado enfrentar en su
propio país.
Lamentablemente, la inocultable hostilidad que con inusual alevosía muestran
ahora las autoridades trinitobaguenses hacia los migrantes venezolanos, se ha
convertido ya en una práctica reiterada que es necesario denunciar
internacionalmente.
Al actuar de manera tan irresponsable, Trinidad y Tobago incumple sus
obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, y muy
especialmente en el contexto de una emergencia humanitaria compleja como la
que desafortunadamente ha venido desgarrando a Venezuela desde hace varios
años.
Al devolver a un grupo de migrantes obviamente vulnerables, mediante el uso de
la fuerza, al sitio de donde huyeron o en el que están bajo riesgo (y bajo las
inaceptables condiciones ya descritas), Trinidad y Tobago no sólo está
criminalizando a priori la migración, sino que también incurre en una violación
flagrante de varios de los principios más delicados del derecho internacional
aplicable a la temática migratoria y de refugiados, entre los que se encuentra
precisamente el conocido principio de no devolución (non refoulement).
Desde GENTE denunciamos esta práctica lesiva tanto de las más elementales normas de
convivencia entre Estados, como de los mecanismos de protección de derechos
humanos que se han convertido en reconocidos estándares de inquebrantable
observación internacional y que, por tanto, resulta necesario promover y respetar
en cada ocasión propicia por el bien común universal.
GENTE, igualmente deplora la actitud indolente y casi de indiferencia que frente a
un hecho tan grave como este, han puesto de manifiesto quienes dicen haber llevado a Venezuela al estado de “potencia” internacional en el que ahora se encuentra. Es de esa “potencia” -como ahora resulta evidente- que hoy huyen,
despavoridos, sus habitantes, incluyendo los más vulnerables, como las mujeres y
los niños envueltos en este caso que debe avergonzar a aquellos trinitobaguenses
y venezolanos en cuyas manos ha estado en todo momento la posibilidad de
resguardar la vida y la dignidad de todos estos migrantes.
Al parecer, a quienes usurpan el poder político desde Miraflores sólo les interesa
hablar con sus pares trinitarios -y de otros países- temas como petróleo, gas o
apoyos en organismos internacionales, pero no de respeto a la dignidad humana
de la migración forzada. En esta ocasión, nadie abordó vuelo alguno hacia Puerto
España para tratar el asunto directamente con las autoridades de ese país, como
ha ocurrido anteriormente de manera expedita por otras causas; baste citar, por
ejemplo, el viaje informal de la Vicepresidente, Delcy Rodríguez, a Trinidad y
Tobago en abril pasado y que resultó altamente polémico, o los múltiples viajes de
personeros del Gobierno a la isla africana de Cabo Verde en defensa del imputado
Alex Saab, para citar solo algunos. El gobierno de facto en Venezuela perdió toda
capacidad de acción y de respuesta en favor de sus nacionales. Es obvio que el
cacareado tema de la “responsabilidad de proteger” le resulta totalmente ajeno.
GENTE apoya la petición hecha desde diversos ámbitos e instancias nacionales e
internacionales para que se inicie una investigación seria sobre los hechos
ocurridos con estos venezolanos y exhorta a los representantes del Gobierno
interino a hacer cuanto esté a su alcance para procurar brindar apoyo a las
víctimas y sus familiares, incluyendo la vocería internacional para denunciar esta
atrocidad que va en contra de la población venezolana más necesitada y
vulnerable.