En el día de hoy toma lugar un nuevo aniversario del fallecimiento de quien desde el Régimen Comunista de Cuba lideraba el destino de la isla de manera ininterrumpida por algo más de seis décadas.
Por: filo.news
El tercero de los siete hijos de Lina Ruz González y Ángel María Bautista Castro y Argiz, un azucarero español, Fidel Castro Ruz llegó al mundo un 13 de agosto del año 1926 en la hacienda que su padre alquilaba sobre la actual provincia de Holguín.
Casado con Mirta Díaz-Balart Gutiérrez, una estudiante de Filosofía de la Universidad, de 20 años y perteneciente a una influyente y adinerada familia, bien situada entre las élites conservadoras del país, el tránsito político-militar de Castro en la escena nacional cubana cobra especial atención sobre mediados de la década de 1950.
Para 1956, el 7 de julio los Castro tomaron el camino del exilio en México, donde Fidel reagrupó a sus partidarios bajo la sigla del M-26-7. Fue en ese período que acumuló entró en contacto con el médico argentino Ernesto Guevara, junto a quien planeó la incursión a Cuba con el objetivo de iniciar un foco guerrillero que, simultáneamente a una sublevación de jóvenes, debía desencadenar una revuelta nacional contra Batista.
Para el 25 de noviembre de 1956 Fidel, Raúl, el Che, Camilo Cienfuegos Gorriarán, Juan Almeida Bosque y otros expedicionarios zarparon en el yate Granma desde el puerto mexicano de Tuxpán, en el estado de Veracruz, desembarcando o encallando sobre el área de Los Cayuelos, cerca de la ciudad de Manzanillo, en Oriente.
Tras un enfrentamiento con las tropas allí presentes y con solo 22 supervivientes, consiguieron adentrarse en la Sierra Maestra, donde, tras reagruparse con el nombre de Columna José Martí y bajo el mando de Castro, emprendieron la lucha guerrillera contra los 40.000 soldados del Ejército de Cuba.
El 17 de enero de 1957 el autodenominado Ejército Rebelde tomó el cuartel de La Plata, su primera victoria. La invasión del diminuto grupo de Castro hizo realidad la quimera presupuesta: tras dos años de metódico avance por la isla a lo largo del eje este-oeste y la apertura, gracias al aporte constante de voluntarios y la colaboración de los campesinos, de sucesivos frentes de combate, M-26-7 provocó el desplome del régimen.
En las primeras horas del 1 de enero de 1959, Batista, desprotegido por un Ejército desmoralizado por las derrotas y minado por las deserciones, firmó su dimisión y, secundado por la mayoría de sus lugartenientes escapó de La Habana dejando la jefatura del Estado en funciones al presidente del Senado, Anselmo Alliegro Milá, quien a su vez fue sustituido por el magistrado del Tribunal Supremo Carlos Manuel Piedra y éste por el jefe de las Fuerzas Armadas, Eulogio Cantillo Porras.
Castro convocó a los habitantes de La Habana a una huelga general y ordenó al Che y Cienfuegos que tomaran la capital de inmediato.
El 2 de enero, luego de rendirse el Ejército acantonado en Santiago, de ser arrestado Cantillo, las columnas del M-26-7 entraron en la capital y Castro les siguió, encontrando un recibimiento a tono del clamor popular.
Con su muerte, el 26 de noviembre de 2016, desapareció el icono de la lucha contra el imperialismo y el capitalismo, al tiempo que al menos en un primer momento se presumen nuevos horizontes políticos en Cuba.
Fidel representó la resistencia como bandera casi exclusiva de sus más de sesenta años por la vida política cubana. Vivió en un estado de guerra permanente contra su enemigo histórico Estados Unidos, luchando contra los pilares de esta Nación como el libre mercado, la desigualdad y el poder hegemónico. Su última lucha fue la “batalla de ideas” para preservar y atar su herencia política como un intento de legado para Raúl.
Su hermano, receptivo de la buena disposición de Obama, inició un fugaz proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas rotas en 1961, pasos a los que debía seguir, iba a ser la consigna cubana, la total remoción del embargo y las sanciones comerciales.
La señal de la nueva era llegó el 17 de diciembre de 2014 con la liberación por La Habana del contratista norteamericano Alan Gross a cambio de la excarcelación de cinco espías cubanos; al instante, Obama y Raúl Castro anunciaron por separado el comienzo de la “normalización de relaciones” políticas y económicas entre Estados Unidos y Cuba, algo retrotraído por Trump y que deja con Biden un interrogante más en el futuro de la isla.