Rusia aconsejó reducir la ingesta de alcohol tras aplicación de vacuna Sputnik V

Rusia aconsejó reducir la ingesta de alcohol tras aplicación de vacuna Sputnik V

Una enfermera prepara una dosis de la vacuna Sputnik-V durante un ensayo en una clínica de Moscú (Rusia), el 17 de septiembre de 2020.
Tatyana Makeyeva / Reuters

 

Moscú comenzó el sábado a vacunar a los trabajadores con alto riesgo de contagiarse de COVID-19, en los nuevos centros de vacunación abiertos en toda la ciudad. La capital rusa comenzó con la vacunación inicialmente para trabajadores sociales, personal médico y maestros. “Se puede vacunar a los ciudadanos de los principales grupos de riesgo que, por sus actividades profesionales, están en contacto con muchas personas”, dijeron las autoridades.

Por Infobae

En el marco del comienzo de la vacunación en Rusia, la viceprimera ministra de la Federación Rusa Tatiana Golikova dijo el viernes que los vacunados deben evitar los lugares públicos y reducir la ingesta de medicamentos y alcohol, que podrían inhibir el sistema inmunológico, dentro de los primeros 42 días después del primer pinchazo.

Las declaraciones de Golikova generaron un revuelo en redes sociales de cara a la Navidad y Año Nuevo en todo el mundo. Sin embargo, ¿es posible que el alcohol interfiera en la efectividad de la vacuna y si lo hace con la vacuna rusa también interfiere en las demás candidatas? De acuerdo a la médica infectóloga, Hebe Vázquez (MN58353), no hay evidencia científica que el alcohol interfiera con la efectividad de la vacuna.

Por otro lado, para la médica infectóloga del Hospital Muñiz, Gabriela Piovano:” La ingesta de alcohol en Rusia es muchísimo más elevada que en Argentina, es decir que hay una cuestión cultural para desaconsejar su consumo. La ingesta de alcohol interfiere en la respuesta inmunológica, pero hay que entender el contexto. Es conocida la relación entre el consumo de alcohol y los defectos en la inmunidad que predisponen a padecer determinadas infecciones por ejemplo en personas alcohólicas donde el bazo, que es un órgano inmunológico por excelencia, se ven dañados en su estructura por lo que ocasionan daños en la capacidad de dar una respuesta adecuada para el sistema inmune”.

De hecho, en abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que:“El alcohol compromete el sistema inmunológico del cuerpo y aumenta el riesgo de resultados adversos para la salud”, aseguraron desde la oficina regional de la OMS para Europa en un informe. “Por lo tanto, las personas deben minimizar su consumo de alcohol en cualquier momento, y particularmente durante la pandemia de COVID-19”.

El consumo excesivo de alcohol puede debilitar el sistema inmunitario, por lo que en un intento por frenar el consumo de alcohol durante la pandemia, los funcionarios de la OMS exhortan a los gobiernos de todo el mundo a aplicar medidas que limiten el consumo de alcohol y repriman la información errónea sobre el coronavirus.

Lo cierto es que la vacuna rusa se encuentra actualmente en la tercera y última fase de ensayos clínicos en los que participan 40.000 voluntarios. Sus creadores anunciaron el mes pasado una tasa de eficacia del 95%, según los resultados provisionales, y que la vacuna sería más barata y fácil de almacenar y transportar que otras.

Las dosis son, administradas con 21 días de diferencia, es de tipo “vector viral” y utiliza dos adenovirus humanos. Será gratuita para los ciudadanos rusos y se administrará voluntariamente.

Las autoridades sanitarias dijeron que durante esta primera fase de vacunación en Moscú, la vacuna no se administraría a trabajadores mayores de 60 años, personas con enfermedades crónicas, mujeres embarazadas o en período de lactancia. No indicaron cuándo estaría disponible el tratamiento para el público en general.

La singularidad de la vacuna rusa radica en el uso que hace de dos vectores diferentes basados en el adenovirus humano, lo que permite una respuesta inmune más fuerte y duradera en comparación con aquellas vacunas que utilizan el mismo vector para las dos inyecciones.

La tecnología detrás de la vacuna

El fármaco utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. Sin embargo, Sputnik V no contiene adenovirus humanos vivos, sino vectores adenovirales humanos que no son capaces de multiplicarse y son completamente seguros para la salud.

Los “vectores” son vehículos que pueden introducir material genético de otro virus en una célula. El gen del adenovirus, que es el causante de la infección, se sustrae y en su lugar se inserta un gen con el código de la proteína de otro virus. El elemento insertado es seguro para el organismo y ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección.

La eficacia de la plataforma de vectores adenovirales humanos ha sido ampliamente probada a nivel internacional en vacunas que no son COVID-19, incluso por algunas de las compañías farmacéuticas más importantes del mundo. Más de 250 ensayos clínicos y 75 publicaciones internacionales confirman la seguridad de las vacunas y medicamentos basados en vectores adenovirales humanos.

Se basa en una plataforma de vacuna de dos vectores ya existente, desarrollada en 2015 para tratar el ébola, que superó todas las fases de los ensayos clínicos y fue utilizada para derrotar la epidemia de esa enfermedad en África en 2017. Otras empresas están utilizando también plataformas basadas en vectores adenovirales humanos para sus vacunas contra el COVID-19, como Johnson & Johnson, que usa solo el vector Ad26, y la china CanSino, que emplea únicamente el Ad5.

La plataforma tecnológica basada en vectores adenovirales permite la creación de nuevas vacunas de forma rápida y eficaz a través de la modificación del vector original de transmisión con material genético de nuevos virus, lo que permite obtener nuevas vacunas en poco tiempo. Dichas vacunas provocan una fuerte reacción por parte del cuerpo humano con el objetivo de generar inmunidad.

Con información REUTERS

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