Albert Bourla, director ejecutivo de la farmacéutica Pfizer, declaró que todavía no ha sido inyectado con la vacuna en contra de la COVID-19 que se encargó de desarrollar su compañía junto a BioNTech. El motivo de esta determinación es que no se encuentra en el rango de edad que debe recibir el medicamento actualmente, además de que la empresa tiene un comité ético con reglas de asignación estrictas.
Por Infobae
“Tengo 59 años, gozo de buena salud, no estoy en la primera línea, por lo que para mi tipo no se recomienda vacunarse ahora”, comentó durante una entrevista con CNBC, en donde también puntualizó que “tan pronto como pueda, lo haré”, pues no quiere dar un mal ejemplo en relación a la influencia que puede tener un ejecutivo para adquirir el antídoto.
No obstante, el CEO de la farmacéutica también declaró que consideraría recibir la vacuna antes de lo recomendado para el sector de la población en que se encuentra si eso ayuda a “demostrar la confianza de la empresa” hacia la gente, que no se ve animada a vacunarse.
Y es que según las encuestas que realiza la propia empresa, la gente estaría más dispuesta a ser inoculada, explicó Bourla, si el director ejecutivo de la empresa, se vacuna primero. Este dato es incluso más alto que si el presidente electo, Joe Biden, fuera quien reciba el medicamento.
“Con eso en mente, estoy tratando de encontrar la manera de vacunarme, aunque no sea mi momento, sólo para demostrar la confianza en la empresa”, expresó. Además, pidió a la gente tener certeza que el producto cumplió con todos los pasos para su aprobación. “Esta es una vacuna que se desarrolló sin tomar atajos”, concluyó.
Si bien los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomendó que los trabajadores de la salud y los residentes de hogares de ancianos sean los primeros en la fila para recibir la vacuna, también se dio a conocer que los altos funcionarios de Estados Unidos podrían tener acceso a la vacuna.
No obstante, el presidente Donald Trump dijo que no está previsto que él la reciba de manera prioritaria e incluso pidió a los funcionarios de la Casa Blanca que tengan acceso a ella “un poco más tarde, salvo que sea estrictamente necesario”.
En este sentido John Ulyot, portavoz del Consejo Nacional de Seguridad, comentó que “el pueblo estadounidenses debería tener la confianza de que están recibiendo la misma vacuna segura y efectiva que los funcionarios de alto rango del gobierno bajo las recomendaciones de los profesionales de la salud pública y el liderazgo de seguridad nacional”.
Por otra parte, Bourla habló sobre la distribución de la vacuna en los Estados Unidos, lo cual representará un reto, pues las inyecciones deben mantenerse a 70 grados bajo cero, una cifra que es significativamente más fría que la mayoría de las otras vacunas. “Estoy muy seguro de que las cosas irán muy bien”, sentenció.
Respecto a la producción mundial para el próximo año, el CEO detalló que se esperan 1.300 millones de dosis de su vacuna. Esta cantidad fue descrita como por el ejecutivo como un “compromiso con el mundo”, además de que esperan hacer “mucho más”.
Esta vacuna llega a los Estados Unidos cerca de los 300.000 fallecimientos a causa de la COVID-19 y en este contexto, los principales funcionarios de salud el país, incluido el director de los CDC, Robert Redfield, han advertido la probabilidad de que la tasa de muertes no disminuya en un tiempo aun cuando se tenga la vacuna.
La primera persona que fue vacunada en EEUU fue Sandra Lindsay, una enfermera del barrio de Queens, Nueva York, quien trabaja en la unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Lenox Hill, en Manhattan. “No se sintió diferente a cualquier otra vacuna. Estoy esperanzada y aliviada”, comentó tras la aplicación de la primera dosis.
Por su parte, el gobernador del estado, Andrew Cuomo, señaló que “van a pasar meses antes de que la vacuna alcance a la población general. Así que esta es la luz al final del túnel, pero es un túnel largo”, por lo que instó a los ciudadanos a no cesar con el uso de mascarilla y a mantener las medidas de prevención, como el lavado constante de manos y la sana distancia.