Los admiradores del heptacampeón del mundo de Fórmula Uno Michael Schumacher mirarán este año el triste aniversario del accidente de esquí que dejó a su ídolo en el silencio desde otra perspectiva: la de su hijo Mick, a punto de estrenarse en la categoría reina.
“Me parece bien, no me molesta la pregunta ni las comparaciones”, explicaba Mick, de 21 años, desde el dominical del popular diario “Bild”. “Cada uno tiene que encontrar su propio camino. Pero mi padre es para mí el más grande. ¿Por qué iba a distanciarme de él?”, añade el hijo del ídolo, quien prepara su debut con la escudería estadounidense Haas en el Gran Premio de Melbourne -el 21 de marzo-.
La cuestión sucesoria persigue a Mick, cuyo sonrisa es fiel reflejo de la de Michael. Más aún en estos días, en que se recuerda el accidente sufrido por su padre, el “Kaiser” de la Fórmula Uno, el 29 de diciembre de 2013 en la estación de Méribel, en los Alpes franceses.
Son muy pocas las noticias que han trascendido desde entonces sobre el estado del expiloto alemán, que cumplirá 52 años el próximo 3 de enero. Puntualmente se filtran en los medios algunos comentarios de su antiguo jefe en Ferrari, Jean Todt, una de las pocas personas de la vida pública que le visitan periódicamente.
Michael “sigue la carrera de Mick”, afirmó recientemente Todt a un medio francés, sin revelar más detalles sobre su estado, más allá de desearle “una mejoría”.
“Michael ha amado siempre la competición”, afirmó hace una semana la persona que sigue estando al frente de la situación, Corinna, la esposa del expiloto y madre de Mick. Fue al recibir un premio honorífico para Michael, en la gala de la FIA donde se coronó a Lewis Hamilton como deportista del año. El británico logró esta temporada con Mercedes su séptimo campeonato del mundo e igualó con ello la plusmarca del “kaiser” Schumacher.
Corinna es, para Mick, “la mejor asesora” y la primera interlocutora ante cualquier situación, explica el joven piloto a dicho rotativo, el más leído de Alemania. “Es muy optimista, como siempre lo ha sido”, prosigue Mick, sobre su futuro en Fórmula Uno.
LA DISCRECIÓN, COMO PUNTAL FAMILIAR
Corinna y la exmanager de Michael, Sabine Kehm, fueron casi desde el minuto siguiente al accidente de esquí los dos puntales que lograron mantener la discreción en torno al estado del expiloto, mientras medios de todo el mundo convertían en un gran plató el aparcamiento de la clínica de Grenoble donde fue ingresado.
Siete años después, su “portavoz” oficial es la cuenta en twitter que mantienen activa sus administradoras. Ahí alternan los mensajes y recordatorios de éxitos pasados con los que cuelga en su propia cuenta Mick.
Corinna, esposa de Michael desde 1995 y madre de sus dos hijos -Gina Maria y Mick- compartió con Kehm la tarea de contener a los medios y, a la vez, representar a Michael en galas de homenaje u otros actos.
Son muchas las especulaciones a las que ha tenido que salir al paso en este tiempo. Desde las informaciones sobre un supuesto deterioro del estado de salud a las nunca comprobadas dificultades financieras de la familia.
Michael ingresó en la clínica de Grenoble tras su accidente con un traumatismo craneoencefálico que le dejó en coma durante seis meses y luego en estado vegetativo. Llevaba por entonces dos años retirado como piloto, pero ello no evitó que su estancia se convirtiera en exponente de acoso mediático, entre sucesivos intentos -en vano- por lograr una foto del ídolo.
Despertó del coma inducido a los seis meses del accidente. Se le trasladó a un centro de rehabilitación en Lausana (Suiza) y, de ahí, al chalet familiar de Gland, acondicionado para brindarle la atención que precisaba.
El silencio en torno al ídolo no ha hecho mella en la cuenta en twitter de Michael -con 142.000 seguidores-. Su última entrada es un retuit del mensaje de Jean Todt, el 21 de diciembre, con la gala de la FIA. La penúltima, uno de Mick, a principios de mes, cuando fichó como piloto de Fórmula Uno para Haas. EFE