Luis Armando Pérez, de 42 años, huyó de Venezuela poco después de que el régimen de Nicolás Maduro asesinara en enero de 2018 a su hermano, el expolicía Óscar Pérez, y a otros seis rebeldes en la masacre de El Junquito, al oeste de Caracas. Atravesó montañas y ríos para llegar a Colombia, desde donde viajó a Chile.
Allí dice haber recibido amenazas de muerte por teléfono. Finalmente, en octubre de 2019, aterrizó en Madrid en busca de un refugio seguro. Pidió asilo político, para lo que esgrimió no solo la aniquilación de su hermano, sino la persecución policial contra él. Pero las autoridades españolas le han denegado la protección, arguyendo que en Venezuela no se enfrenta a
pena de muerte y que en ese país no hay un conflicto internacional. En conversación con ABC desde un lugar del «norte de España» que prefiere no revelar, muestra su profunda decepción con la respuesta recibida y dice temer por su vida y la de su familia, incluso estando en este país.
¿Cuándo le comunicaron la denegación del asilo y en qué situación queda ahora?
El 21 de este mes. Ese fue mi regalo de Navidad por parte del Ministerio del Interior… Esta decisión automáticamente elimina el subsidio que recibía. No sé qué voy a hacer, prácticamente me dejan en la calle y sin protección. La Subsecretaría de Interior responde que de la documentación obrante en el expediente no se deduce «la posibilidad de que pudiera sufrir la condena a pena de muerte o el riesgo de su ejecución material, ni tampoco un riesgo de tortura o tratos inhumanos o degradantes en el caso de retorno a su país». Y que «tampoco puede afirmarse que exista una situación de conflicto armado internacional interno en Venezuela». No tiene ni pies ni cabeza. ¡Qué mayor evidencia que ser el hermano de este ciudadano masacrado junto a otras seis personas! Y si tienen duda, lo pueden buscar en YouTube, pero además yo consigno pruebas, entre ellas una orden de aprehensión por «terrorismo en grado de complicidad y asociación», y el caso de uno de los mejores amigos de mi hermano, que escapó de Venezuela tras ser torturado y al que sí otorgaron asilo político. Me extraña muchísimo que al amigo le aprueben el asilo y al hermano no. Tengo que pensar que en el comité evaluador nadie se ha dado cuenta de quién soy hermano ni se han leído el informe de la ONU que hizo (Michelle) Bachelet, que les hice llegar.
¿Cómo llegó a España?
Entré legalmente por el aeropuerto de Barajas con mis dos bebés y mi pareja, y solicité protección internacional. Me dieron un estatus de ciudadano extranjero con la carta blanca para identificarme en España, pero que en ningún lado dice que te permita trabajar.
¿Y qué estatus le dan ahora?
Me otorgan la residencia y el permiso de trabajo por razones humanitarias. Y estoy agradecido, porque si no me estarían mandando al matadero nuevamente, a que me apresen y torturen. Pero considero que esto es una violación de mi derecho a la protección internacional, porque yo vengo escapando de un sistema criminal, una composición de asesinos, que es lo que existe allá.
¿Qué le supone que las autoridades españolas no le otorguen protección?
Yo pretendía demandar al Estado venezolano ante la Corte Penal Internacional y esto me frena, por no mencionar las ventajas de que te reconozcan la protección internacional. Mi familia ha sido perseguida, ejecutada. En Venezuela asesinaron a un hermano de mi madre tras el asesinato de Óscar, y mi mamá fue perseguida en México.
¿Pero en qué se considera ahora desprotegido?
Legalmente, si a mí me pasara algo en este país, se entendería que pudo haber sido algo fortuito y que no guardaría relación con la persecución desde Venezuela todo este tiempo.
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