En redes sociales volvió a ser tendencia un video donde una mujer, llamada Clara, asegura ser una viajera del tiempo y haberse involucrado en una misión militar para evitar la tragedia de la extinción humana por parte de robots asesinos.
Por: Infobae
El videoclip fue grabado en 2018, sin embargo volvió a generar suspicacia y está cerca de los cuatro millones de reproducciones en el canal de YouTube ApexTV.
“Quiero hablar de eventos que sucedieron en el año 2000. Yo servía en el ejército, y mi único objetivo era construir mi propia carrera. Mi historia está relacionada con los viajes en el tiempo. Les parecerá que esto es una fantasía, pero les aseguro que ya es una tecnología utilizada con fines militares en el presente”, así inició su relato.
En su narración la mujer dijo que fue militar y que su país (del cual no reveló debido supuestamente a que quiere proteger su identidad) desarrolló una máquina para poder viajar en el tiempo, expresó que ella fue enviada al año 3.780 para traer tecnología de los robots que más adelante someterán a la raza humana y que buscarán exterminarla.
Dijo que los robots habrían tomado esta determinación debido a que previamente hubo una guerra entre humanos y que incluso se lanzó una bomba atómica.
“Quizá te sea difícil entender de qué estoy hablando ahora mismo, pero trata de comprender. El tiempo es una medida, con altura, longitud y profundidad”, y explicó que es más fácil viajar al futuro que al pasado.
Detalló que la máquina del tiempo se llama “Isaac” en honor al profesor que la creó.
“Isacc es una máquina del tiempo que trabaja con electricidad, es una silla de metal que trabaja con el cuerpo humano, el fenómeno físico de la electricidad, la resonancia y la frecuencia en el tiempo. Así es como funciona, una persona tiene que sentarse en la silla de metal que tiene muchas agujas y la electricidad entra en el cuerpo de la persona y se las clava, es como si te atravesaran rayos, es un dolor indescriptible”, contó.
Dijo que se sentía como si sólo el alma viajara. Después de esto todo se puso negro y despertó en el futuro donde había destrucción masiva, autos y edificios en llamas y destruidos, cadáveres de personas por doquier ocasionada por la guerra que libraban los humanos contra los robots.
El nombre de su operación secreta era “Rata” porque tuvo que escabullirse como este animal para evitar ser detectada por los robots asesinos.
Ahí se reunió con un hombre de su unidad llamado David, “era el único hombre que quedaba vivo desde la última operación que fuimos allí”.
Él la acompañó por el bosque a un refugio para humanos, apenas era un agujero y señaló que vieron miles de muertos y unos 60 u 80 robots.
Describió que ahí vio a los robots que eran más altos de los humanos pero con fisionomía similar, hechos de metal pero con cara de humano hecha de un material parecido al silicon.
“Era como si estuviera mirando a un humano, estaba curvado como un rostro humano natural. David dijo que cada robot tenía una cara diferente, única y especial para sí mismo y que podía pensar de la misma manera que los humanos, sin embargo eran muchísimo más inteligentes, no había nada que no supieran”, además de letales.
Después de ahí, los sobreviviente los llevaron a otro búnker, el más grande de es época llamado Alpha, sin embargo en el camino se encontraron con un robot que mató a la mayoría de los acompañantes con rayos láser, sólo habrían sobrevivido David, el guía y ella.
Una hora más tarde llegaron a Alpha, y los llevaron a conocer a Jack, el líder quien habría encontrado el lugar que era un búnker refugio para que los humanos se protegieran de la embestida de una bomba atómica que cayó años atrás.
En ese lugar habría unas 4.000 personas, le explicaron la misión a Jack y accedió a ayudarlos, los llevó a una habitación donde encontraron a seis robots pegados a la pared semidestruidos.
“Los compañeros de Jack intentaron reprogramar a esos robots para que pudieran vivir en armonía con los humanos pero siempre era un fracaso, no fue posible porque no había manera de borrar su memoria”, explicó la mujer quien dijo que esos robots eran más fáciles de cazar ya que eran sólo de vigilancia, pero para poder derribar a uno se necesitaron opor lo menos 150 personas, por lo que muchos habían muerto enfrentándolos.
Externó que uno de ellos le había cortado la cabeza a uno de los robots y le había dado a ella el michochip, que era el cerebro de los dispositivos humanoides.
“Aquí está el esquema, he estado esperando este día durante 18 años. Esperé que el 18 años el secretario me perdiera la pista, después de esta misión me retiré del ejército y viví en seis países diferentes”, relató y dijo haber tomado esta decisión debido a que en el ejército no los valoraban como persona sino como instrumentos desechables para fines específicos y que sus compañeros que murieron en la misión ni siquiera eran recordados.
“Hace dos semanas hablé con un científico, su nombre debe mantenerse en secreto, así es, como ves tengo que mantenerlo en secreto, ni siquiera puedo revelar de qué país viene, se supone que me reuniré con él a finales de este mes para transmitirle el esquema”, finalizó al detallar que ella seguiría la misión para evitar que esta tecnología pueda desarrollarse y evitar así la catástrofe futura.
Porqué es peligroso, fantasioso y poco creíble
Si bien la mujer tiene talento como narradora, “su evidencia” es poco creíble, lo que muestra como el “cerebro” de los inteligentísimos robots no es más que un procesador Intel que sacó de cualquier CPU, es difícil imaginar que una tecnología como la que describe siga usando chips de desarrollo de 2010 en el año 3.780.
Su relato parece sacado de un sueño de cualquiera de las películas de Terminator donde ella es la protagonista.
Algunos usuarios consideraron peligroso su relato ya que pudiera crear animadversión a la tecnología per se aún cuando estamos muy lejos de una inteligencia artificial autónoma y los robots más avanzados siguen programándose para mecanismos muy básicos.
Asimismo, temen que personas obsesionadas ataquen, roben o hieran a científicos y/o tecnólogos o a sus creaciones por miedo sin fundamento a “robots malignos”.