Psicopolítica digital… Las revoluciones políticas más importantes se están produciendo en los laboratorios y las empresas tecnológicas. Allí se está decidiendo si el futuro va a estar en nuestras manos y de qué modo.
Daniel Innerarity
La significación del tema de la Big Data, radica en su comprensión, permite estar alertas de los riesgos políticos de las transformaciones tecnológicas en la dinámica de los momentos históricos. En sus inicios año 1974, el gobierno de los Ángeles realizó un estudio titulado “El Estado de la Ciudad”: fue todo un análisis de conglomerados de Los Ángeles, para robustecer el estudio se recopilaron datos de diferentes investigaciones de mercado. Con el devenir de los años el consultor Mark Penn, en 1996 realizó un estudio semejante, con su Neuro Personality Poll, una encuesta que combinó lo político con el modo de vida, de actitud, y preguntas psicográficas.
El filósofo, Han Byung Chul, define el Big Data como: Un instrumento psicopolítico eficaz y eficiente que permite la obtención de un conocimiento integral de la manera en que se establecen las relaciones sociales en el entramado mediático de la cibersociedad, viabilizando la búsqueda y análisis de grandes datos para generar tendencias y perfiles a nivel de país, de carácter regional e incluso a nivel mundial.
En las elecciones norteamericanas de 2012 Obama Vs Romney emerge la etimología de la palabra “Big Data político”, se configuro dentro de un espacio de relevancia. Fue cuando se descubrió que un equipo de informáticos, sociólogos, politólogos y matemáticos, denominado el equipo de “La Cueva”, se dedicó a unificar todas las bases de datos que habían empleado los diversos equipos de campaña demócrata Barack Obama en 2008 y a sumar una nueva capa de datos políticos, incluyendo ahora el big data social, con datos conseguidos en redes sociales.
El resultado fue una gran base de diversos y significativos datos que incluía listas de donantes, datos recogidos por encuestadores y voluntarios, información y análisis semántico de redes sociales y mucho más. Todo en un único lugar, para poder analizar la conducta de los votantes y cómo impactar mejor en la estrategia de un solo mensaje. Para eso sirve el big data en política. Es decir, saber qué sienten, por qué, con quién y cómo viven sus identidades múltiples en la sociedad conectada. Evidentemente, nos movemos en un mar de datos. La Big Data nos resume y nos convierte en cifras medibles y cuantificables, mientras crece más allá de nuestra comprensión lógica. Pero estos datos, que aumentan de forma desordenada y que nos podrían resultar básicos en una campaña electoral, o para comunicar desde un gobierno, en su mayoría no son bien utilizados, más bien son ignorados o sobreestimados.
Una gran cantidad de datos se producen a diario a través de las redes. Uno de los informes Big Data, Big Impact, lo caracteriza como el oro del siglo XXI, por las potencialidades de alcanzar el poder con el empleo de la ciencia de los datos. Los nuevos tiempos nos convoca a una cultura de datos para una nueva política y para una nueva comunicación política. Más consciente, más lúcida, humanista y comprometida. En muchos casos al análisis y al cruce del big data, los partidos políticos y algunos gobiernos del mundo están conociendo la manera muy íntegra a su ciudadano, sus características, preferencias, necesidades y deseos. Esta herramienta le permite aproximarse de manera efectiva a los diferentes determinados estratos sociales de la población.
Para nadie es un secreto que muchos países democráticos o dictaduras de corte militar o comunistas trabajan con la Big Data / Psicopolítica para el control social y hasta político, tenemos casos concretos: Japón, China, Rusia, Irán, Estados Unidos, Alemania, Francia, Inglaterra… América: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Argentina, Brasil, El Salvador, México entre otros.
Los casos mas recientes las elecciones parlamentarias venezolana fue toda una experimentación de la Big Data, como ganar elecciones en minoría y tener un pueblo sometido en una aguda crisis como si no estuviera pasando nada. Jorge Rodríguez después de su construido triunfo en las parlamentarias revela en su discurso como presidente de la Asamblea Nacional que el país seguirá monitoreado por las tecnologías / Big Data. En las elecciones de Norteamérica fue una guerra de Big Data e inteligencias artificiales: Trump Vs Biden, le toco ganar a los demócratas, estas dos realidades por nombrar dos experiencias.
Ahora bien, debemos hacer una profunda reflexión de cuidado que debe tener el ser humano con las revoluciones tecnológicas articulado al criterio Alves, M. la particularidad, es que con el empleo de la Big Data e Inteligencia Artificial se pueden construir realidades para conducir y manipular el mundo físico y sus interacciones sociales, controlando y distorsionando procesos de cualquier índole, lo cual puede llegar, a dominar, influenciar y modelar el comportamiento del cerebro humano desde el mundo digital, empleando la ciencia con interferencia de los valores.
Es decir, Big Data incorporada a la Inteligencia Artificial, ayudará a tomar las decisiones venideras basadas en datos, podrá predecir el futuro basado en el poder de los algoritmos, pero lo más transcendental ayudará a comprender mejor nuestro mundo como un todo y quedará en nosotros aplicarlo de forma humana y correcta.
Marcos Hernández López CEO Hercon Consultores
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