Para el año 2003, el fallecido Hugo Chávez lanza al ruedo “Misión Barrio Adentro” que era básicamente una alianza con el régimen tiránico de Cuba, donde los Castros enviaban “médicos” a cambio de petróleo y otros recursos de Venezuela.
En el 2005 se amplía la Misión, donde se crean aproximadamente 600 unidades de Centros de Diagnósticos Integrales, conocidos como “CDI”, que consistía en construir ambulatorios en los barrios más vulnerables del país, atendido y dirigido por médicos cubanos, con insumos médicos y alta tecnología; todo esto gratis, puesto que Chávez y su séquito hacían énfasis en la “salud gratuita y universal”.
Milton Friedman, famoso economista de Chicago, solía decir que “en economía no hay tal cosa como un almuerzo gratis”, una frase que cuestionaba los subsidios por parte del Estado, pues cada vez que el Estado te da algo “gratis” es porque alguien más lo está pagando.
Hace poco se dio la noticia de que en Guanare, municipio llanero del país, comenzaron a cobrar 1$ por consulta en los CDI, argumentando que ellos deben mantener la unidad y los gastos del mismo. El problema con esto, es que le pintaron a la ciudadanía de que la salud es gratis, y luego de quebrarlos económicamente, les piden sacar plata de donde no tienen.
Hablamos de un sistema socialista, impuesto por Hugo Chávez y seguido por Nicolás Maduro, que destruyeron los hospitales, se robaron los insumos médicos, utilizaron los ambulatorios y CDI como banderas políticas, aumentaron innecesariamente el gasto público, entre otras intervenciones estatales que hoy dan como resultado un sueldo mínimo miserable de 1$, una inflación de 6.500% y aproximadamente un 96% de pobreza. ¿Consecuencia? Ciudadanos muriendo de mengua, mujeres dando a luz en los pasillos de hospitales, niños sin vacunas ni leche, pacientes renales sin poder cumplir con sus diálisis, pacientes oncológicos sin sus quimioterapias, y una larga lista de tragedias que se resumen en vidas humanas que se pierden cada minuto que el régimen sigue usurpando el poder.
¿Y el almuerzo gratis?
Este caso se repite con la alimentación. Luego de expropiar las empresas que producían, de quebrar negocios y devaluar el sueldo de los ciudadanos, entonces se inventaron Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que consisten en una caja de comida que venden por unos precios absurdos, claro está, pero que lo hacen –si acaso- dos veces al año; y el resto, lo pasa el ciudadano resolviendo en el mercado negro para poder comer, y rezando a Dios poder lograrlo.
Otro caso que también sucede con la educación. Comenzaron abriendo misiones hablándote de “cero analfabetismo”, devaluaron el sueldo de los docentes y profesores a tal punto de que muchos no tienen ni para comer, y los jóvenes estudiantes les ha tocado dejar las aulas de clases porque se encuentran en la disyuntiva de “o ver clases por un título incierto, o trabajo para comer”. Hacer ambas ya parece imposible en un país que se desmorona, con una migración masiva e incluso la segunda más grande del mundo en la actualidad. ¿Consecuencia? 1 millón de niños y jóvenes menos en el sistema educativo.
Esto es maldad.
Los socialistas te pintan que las necesidades (o primeras necesidades como alimentación, salud y educación) son gratis y que el Estado debe proveerlas, pero no te explican que absolutamente todo tiene un costo, y que detrás de lo “gratis” que ellos predican, siempre hay alguien robando. En este caso, lo hizo Chávez en su momento, hoy Maduro y sus cómplices, quienes en nombre de los “más vulnerables”, “los pobres”, y los “desfavorecidos”, han socavado nuestras libertades.
¿Y entonces, hay almuerzos gratis?