En el estado Bolívar el despacho de combustible ocurre solo en la semana de flexibilización y con dos días de por medio por lo que los conductores pasan en colas hasta unos seis días para ser abastecidos y eso cada tres o cuatro semanas dependiendo del número de placa.
Por José Rivas / correodelcaroni.com
La situación de escasez no solo afecta a los propietarios de vehículos que se ven obligados a desatender sus trabajos por dormir en las colas, sino también a los comerciantes de autopartes.
Yldefonzo Díaz, vendedor de repuestos, señaló que además de los costos de los insumos, el reducido despacho de gasolina ha llevado a una caída de más del 80% en la comercialización de sus productos.
Los transportistas interurbanos por los largos recorridos que hacían eran de sus principales clientes, pero esto cambió drásticamente. De los tres o dos viajes diarios que podían realizar estos choferes entre Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar, pasaron hacer un traslado cada dos o tres semanas, dada la escasez de combustible que disparó los precios de la gasolina y los pasajes.
Díaz consideró que dado lo difícil que se ha vuelto abastecerse de gasolina, estos transportistas desaparecieron. “Un vehículo que le hacían (un cambio de aceite) cada una semana, cada dos semanas, porque trabajaba en la ruta, lo hace ahora cada cuatro meses”, dijo.
Relató que los transportistas solían adquirir repuestos cada dos meses pero esto cambió hace dos años. “Se han ido los trabajadores porque muchos ganaban comisiones por venta, imagínate si las ventas están tan precarias”, expresó.
Una pastilla de frenos oscila entre los 10 y 50 dólares, un amortiguador puede costar entre 50 y 150 dólares, montos que pueden considerarse altos incluso para quienes no dependen de un salario mínimo o pensión para subsistir. Díaz detalló que de las 100 piezas que podía vender en 20 días, ahora menos de 20 repuestos tardan en venderlos hasta mes y medio.
Sin embargo, cree que los que sí pudrieran comprar estos insumos tampoco lo hacen dado que no tienen el requerimiento por el poco uso que se le está dando al carro. “Más allá de que esté caro, es que tampoco te preguntan por eso, volvemos a lo mismo, no están circulando los vehículos y si un vehículo no circula, no se desgasta y no amerita ningún tipo de mantenimiento”, relató.
Un problema más grave en Bolívar
Carlos de Sousa, encargado de una tienda de venta de aceites y baterías, señaló que en julio de 2020, cuando hubo un despacho no tan precario del combustible por la llegada de buques con gasolina iraní, fue el mejor mes en cuanto a ventas.
Estima que de los 15 cambios de aceite que podía vender al mes, ahora vende unos nueve, mientras que quienes iban semanal para comprar un aceite, por alguna pérdida del motor, ahora lo hacen entre cada dos y cuatro semanas. “No todo el mundo está haciendo un cambio de aceite, porque no está rodando los carros, se ha vendido más las baterías porque el hecho de que un carro pase mucho tiempo parado una batería pierde la carga”, dijo.
La empresa tiene sucursales en Maturín, Lechería, El Tigre, Puerto La Cruz y Porlamar. En comparación con otros lugares, el encargado señaló que en Caroní es donde las ventas han estado más bajas, dado que Bolívar es uno de los estados con mayores deficiencias en el despacho.
En Lechería, Puerto La Cruz y Porlamar ciudadanos pueden pasar entre dos y tres horas para abastecerse con gasolina a $0,50, un tiempo que, aunque sigue siendo largo, no se compara con los seis días o más que deben pasar bolivarenses por suministro.
“En Puerto La Cruz hay meses donde en las gasolineras internacionales donde puedes ir conseguir una cola de 10, 5 carros, aquí no, allá en otras tiendas las ventas del aceite no se han visto tan afectadas como en esta”, expresó. “Cuando aquí se hacen colas impresionantes para surtir gas al carro, allá consigues hasta las bombas de gas vacías”.
Recorridos limitados…
Un empresario que tiene una cauchera en el municipio Caroní señaló que la venta de neumáticos y los servicios que prestaban se han reducido un 80% al no haber vehículos transitando con la misma frecuencia que años atrás.
Un caucho se debería cambiar dependiendo de la calidad en promedio cada 30 mil y 45 mil kilómetros, algo que ha mermado las ventas ante la paralización vehicular. “La situación ha desmejorado mucho porque al bajar el nivel de vehículos en la calle, eso genera menos carros para reparar, menos carros para cambiarle cauchos, para cambiarle repuestos”, afirmó.
El empresario recordó que año atrás podían vender un promedio entre 5 y 20 neumáticos mensuales, lo que se ha reducido a cero prácticamente por la escasez de gasolina. “Tenemos casi un año sin vender cauchos”, señaló.
Señaló que mejorar el tema del combustible, generaría mayor movilidad lo que generaría mayores ingresos al sector de autopartes y prestadores de servicios.
La economía también afecta
“De dos años para acá ha venido en franca decadencia la demanda de autopartes”, dijo Joaquín Pierluissi, directivo de la Cámara de Comercio de Caroní (Camcaroní) y propietario de un comercio de venta de repuestos. Considera que la caída ha sido por la escasez de combustible y la hiperinflación que ha destruido el poder de compra de los ciudadanos.
Pierluissi conoce al menos seis empresarios dedicados a la venta de autopartes que han cerrado sus puertas ante la caída de las ventas la cual estima ha tenido una caída de al menos 70%.
De acuerdo con el comerciante hacer un motor puede salir por encima de los mil dólares y los ciudadanos están dedicados exclusivamente a comprar productos más esenciales como alimentos o salud. Él cerró dos de los tres negocios de venta de repuestos que tenía, para migrar a un sector más elemental como el de comida.
El gremialista considera necesario que se normalice el suministro para que haya un mayor requerimiento de repuestos y un cambio económico que favorezca la producción e importación de repuestos y vehículos.