Las expresiones artísticas en Caracas desde la época más antigua se han visto sumamente marcadas en la ciudad debido a las diferentes facetas que permiten tener perspectivas infinitas en “La Sultana del Ávila”.
lapatilla.com | Katerín García
Lo que conocemos como la Capital de Venezuela es un museo urbano, donde las manifestaciones que existen relatan una exposición desde distintas ópticas, utilizando los espacios de esta gran ciudad como plataforma.
Sin embargo, estas demostraciones se remontan desde la “Antigüedad clásica” encajando como hábito en nuestra cultura durante la época postmoderna teniendo su gran auge cuando comenzaron “Los techos rojos” tras la implementación de estos en siglo XIX con tejas color ladrillo en el ochenta por cierto de las azoteas de la ciudad, las cuales brillaban bajo con estilo colonial.
En la actualidad, Caracas ya no conserva esas coloridas tejas, pero está decorada con una cantidad de muestras que fueron asentadas desde la década de los 60, cuando la ciudad tomó un estilo postmoderno sin igual y aunque hoy en día siguen plasmadas en los diferentes edificios y espacios que con los años han cambiado, son un recuerdo grato de sueños incrustados en un cementerio de pasos.
Estas manifestaciones se enmarcan en innumerables categorías dignas de admirar, entre las más reconocidas, el arte cinético de Cruz Diez y Juvenal Ravelo, las esculturas de Jesús Soto, las nubes de Alexander Calder, los murales de Ennio Tamiazzo u obras de Patricia Van Dalen, pero en muchas de estas paredes y caminos también se refleja el arte urbano, como el de Romanokskermok.
En esta edición nos expandiremos un poco, tocando el estado Miranda, lugar que también guarda grandes y vanguardistas memorias de artistas en todos los estilos, además esta segunda entidad vecina al Distrito Capital, es considerada por los habitantes como parte del mismo debido a la cercanía.
Lamentablemente, muchos críticos de arte a lo largo de la historia postmoderna, han declarado que estas exhibiciones no han tomado un rumbo claro, por lo que señalan al Distrito Capital y el estado Miranda, como “Un museo urbano, sin rumbo establecido”.
A continuación algunas de las obras más reconocidas por los caraqueños y mirandinos
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